Por Bárbara García Crespo (*)
El 22 de febrero del 2012, Lucas Menghini Rey se tomó el tren Sarmiento como todas las mañanas para ir a trabajar. Inmediatamente después del fatídico accidente, sus padres: María Luján Rey y Paolo Menghini colmaron la estación de Once para encontrar a su hijo, quien no aparecía entre los muertos, ni los heridos.
Tras 60 horas de búsqueda, Lucas fue encontrado en la cabina del motorman en el cuarto vagón, el cual nunca había sido revisado. Lucas Menghini, “Chimu”, como lo llamaban, se convirtió en la víctima 51 de la tragedia de Once.
A un año de aquel 22 de febrero, Paolo Menghini recuerda a su hijo desde su departamento del barrio de Palermo y asegura que no va a descansar hasta que todos los responsables sean juzgados y condenados.
- ¿Cómo vive las horas previas al acto por el primer aniversario de la tragedia?
- Muy intensamente. Porque por un lado se te acumulan todas las emociones personales, donde se te acumulan muchos recuerdos. Y en el medio de eso tener que organizar un acto, pensar en lo que se dice, cómo se dice, en tener clara la consigna. Son muchas cosas juntas en una fecha que el corazón se te cae y te tenes que levantar porque la lucha continúa.
- ¿Cuál es su recuerdo de los días en que no encontraban a Lucas?
- Es una vorágine que empieza de golpe cuando me entero de la tragedia y termina despidiéndolo con un aplauso de diez minutos en un cementerio tres días después. Cada minuto de esos días que lo recuerdo, son tremendos. Son las peores 60 horas de mi vida. Se me murió una parte del corazón ese día cuando lo encontramos ahí, pero tuvimos que levantarnos y seguir. Porque los responsables de que él no esté merecen que los persigamos hasta verlos juzgados y condenados.
- Junto con María Luján se convirtieron en la cara visible de los familiares y comenzaron a unirse, ¿cómo fue esa organización con el resto?
- Hemos conformado este grupo “Hermanos en el dolor”. Nos encontramos sin saber quiénes éramos ni de dónde veníamos, ni nos preguntamos nada, no necesitábamos preguntarnos nada para saber que estábamos sintiendo lo mismo. Nos fortalecimos, y así avanzamos y enfrentamos todo lo que tengamos que enfrentar, como cuando llegan las fechas difíciles.
Lucas cumplía años un 21 de mayo, y no habrá ningún 21 de mayo más en mi vida que no sea doloroso, ni ningún Día del Padre. Nuestra vida cambió para siempre hasta en las pequeñas cosas chiquititas. Cuando yo ceno con Lara, no poner tres platos es un golpe, calcular la comida para dos en vez de para tres es un golpe. No tener que comprar las galletitas favoritas de Lucas es un golpe. Nadie alcanza a saber todo lo que nos pasa, porque es tanto y tan profundo, por eso, a los responsables toda la vida hasta verlos entre rejas.
- Con respecto a la desaparición de Lucas, ¿iniciaron una nueva causa o está dentro de la causa que investiga Bonadío?
- Son dos causas penales por separado, una que estaba en manos del juez Bonadío hasta que en estos días pasó a la instancia del Tribunal Federal Nº 1 y la otra causa por la no búsqueda de Lucas está en manos del Juez Ariel Lijo, que esperamos que prontamente se expida. Era sólo asomar la cabeza. Si no lo encontraron fue porque no lo buscaron, no porque Lucas se escondió. A los responsables de esas 60 tremendas horas también vamos a perseguirlos.
- ¿Esperan que en estos próximos días haya algún anuncio del Gobierno respecto de la situación de los trenes, en relación con la tragedia?
- Nos cansamos de esperar que el Gobierno asumiese su responsabilidad, y nunca sucedió. La verdad es que no entendemos por qué, porque yo creo que asumir los errores es un acto de grandeza, no de debilidad. Antes del 22 de febrero, el Gobierno tuvo ocho años para modificar el Sarmiento y no lo hizo.
Entonces no es culpa del desguace real y concreto que hay en el vaciamiento de los trenes que operó desde la privatización en los '90, eso es real, no tiene que ver con este Gobierno. Ahora, del 2003 al 2012 hay nueve años. Es mucho tiempo para no haber hecho nada. Ojalá que el tren Sarmiento cambie para siempre.
Ojalá lleguen los vagones que pidió la Presidenta (Cristina Fernández de Kirchner), porque será una buena manera de entender que tanta vida no se puede haber perdido en vano. Como gesto político, lo hubiésemos deseado, pero no llegó ni va a llegar, a esta altura ya no nos interesa.
- ¿Cómo va a ser el acto del 22 de febrero en la Plaza de Mayo?
- Va a ser muy emotivo, recordaremos nuestra lucha, a nuestros familiares leeremos un documento con nuestra visión política y judicial de estos meses. Habrá artistas poniéndole música como Kevin Johansen, Leo García, Airbag. La idea es que sea una jornada de recordación básicamente a la memoria y a la Justicia, sin banderas ni políticas ni sindicales.
(*) Especial para Perfil.com