Pésaj conmemora la salida de Egipto, pero erróneamente se hace foco en el relato histórico de una epopeya liberadora por parte de un pueblo oprimido. Sin embargo, lo que se celebra no es el hecho histórico solamente sino el concepto de la libertad. Diferenciando el estar libre, del ser libre.
Las festividades en el judaísmo no son conmemoraciones históricas de hechos pasados, sino que tienen el poder de los eventos originales que cada año podemos revivir. Pésaj cae en la primavera boreal, lo que coincide simbólicamente con una intensa energía de liberación y renovación, presente incluso en la floración característica de la estación. Esa energía vuelve cada año a estar disponible para lograr liberarnos de nuestras propias esclavitudes.
Pésaj no conmemora la independencia, conmemora la libertad, pero la libertad entendida en término de acción y no de teoría. Libertad en términos prácticos y constantes y no declamativa.
Las festividades son las oportunidades que tenemos para crecer de forma continua, superándonos año tras año. El judaísmo es una religión que pone especial énfasis en la práctica, sustentada en fuertes argumentos teóricos. Pésaj nos invita y ayuda a liberarnos. Liberarnos de nuestras trabas, vergüenzas, miedos, y de cualquier esclavitud conceptual en la que estemos.
La libertad es para el judaísmo es un valor irreemplazable e innegociable. Pero la libertad es algo que se ejerce todos los días, tanto la propia como la del otro. No hablamos del hecho de estar libre, sino de comportarse como alguien libre. Y la libertad de expresión habla más de mi relación con el prójimo que de mi puesto; nos obliga a escuchar la opinión del otro, aún si no acordamos con ella. Pero a su vez nos obliga a no descalificar esa opinión por venir de quien viene.
En la libertad de expresión vale más que nunca ese ejercicio mutuo de entendimiento, donde debiera primar la frase de Voltaire: "No comparto tu opinión, pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarla". En nuestro país sistemáticamente convivimos con problemas relativos al ejercicio de la libertad de expresión, valor declamado en el Art. 14 de nuestra Carta Magna.
Así como no ponemos en tela de juicio la democracia, pues la ejercemos ininterrumpidamente desde el año 83, tampoco debería ser necesario que estemos reclamando por la libertad de prensa, ya que debería ser algo corriente. Sin embargo aún no hemos logrado practicarla en pleno.
Por ello tenemos que estar pidiendo por ella, puesto que aún como sociedad no hemos “salido de Egipto” en esta materia.
En la noche de Pesaj se lee la Hagadá, un libro que pone especial énfasis en la educación de los niños, en el ejercicio de la pregunta, y el cuestionamiento característicos del pueblo judío. En la Hagadá esta escrito: “Cada año toda persona debe considerar que ella misma está saliendo de Egipto”.
Esta frase no pide que nos imaginemos en Egipto, el espiritu de esta frase pide que nos liberemos de aquello que nos esclaviza hoy, pero en terminos de valores, de derechos, de sentimientos y sobre todo de respeto al prójimo.
Que el próximo año nos encuentre más libres que este, sobre todo en lo que a la libertad de expresión se trata.
(*) Lic. Leandro Peres Lerea, miembro de DAIA. Twitter: @pereslerea.