SOCIEDAD
Entre la alta costura y el pret-a-porter

Pret-a-couture, la opción de moda para los impacientes

El nuevo modo de vida de muchas mujeres consumidoras de grandes marcas obligó a las firmas a aggiornar su modo de trabajo. Las tres pruebas para un modelo y el diseño exclusivo parecen ser cosa del pasado.

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| Cedoc

Paris -  ¿Quién acepta hoy esperar varias semanas para recibir un vestido? Para responder a un nuevo modo de vida de las mujeres, se desarrolla el "pret-a-couture", una categoría intermedia entre la alta costura y el prat-a-porter de lujo.


"La alta costura es Versalles: estamos contentos de que haya todavía gente que viene a visitar el palacio, pero la categoría está hoy obsoleta en términos comerciales", afirma Jean-Jacques Picart, consejero del grupo de lujo LVMH y de varias marcas más accesibles.

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Las casas de moda con la exclusiva denominación 'alta costura' eran un centenar a principios de los años 50. Hoy son sólo una decena, y el número de mujeres que se visten únicamente de alta costura, es decir, de modelos exclusivos hechos a medida, no cesa de disminuir. Las mujeres "no siempre tienen ganas de pasar por tres sesiones de prueba y de esperar tres semanas para recibir un vestido perfecto", señala el presidente de la Federación Francesa de la Alta Costura, Didier Grumbach. Es por eso que ha aparecido esa categoría híbrida, que en el mundo de la moda italiana se ha bautizado "pret-a-couture" (contracción de las expresiones francesas pret-a-porter y haute couture), explica Lydia Kamitsis, historiadora de la moda.

"Se trata de una solución intermedia, que es una concesión: un modelo no totalmente terminado que puede ser finalizado con la cliente", precisa Grumbach.

El "pret-a-couture" surgió hace apenas dos años, pero encontramos una idea similar entre los 'nuevos creadores' ya en los años 60", indica Kamitsis, señalando los ejemplos de Pierre Cardin y André Courréges. Los dos modistas inventaron entonces una "línea intermedia": modelos a "semi-medida", fabricados en serie limitada y con los que se procedía a pequeños ajustes con cada cliente. "Se trata de alta costura en el sentido de prendas excepcionales por su calidad, pero de precios más accesibles" y destinadas a una clientela más joven.

El objetivo del "pret-a-couture" es adaptarse a "la nueva manera de vivir de las mujeres", a su "movilidad", pero también responder a la demanda de "algo único" o por lo menos "algo particular", añade Kamitsis. Según Picart, lo que se desea "es menos la moda que lo particular, lo excepcional".

En la casa Chanel "nos dimos cuenta de que hay una demanda cada vez más importante de productos no exclusivos, como los de alta costura, pero sí un poco fuera de lo común, un poco excepcionales, fuera de las colecciones habituales", declara Véronique López, vocera de la marca. Chanel propone pues, además de su alta costura y su pret-a-porter, una colección que hace hincapié en la pericia de sus artesanos (trabajo de las plumas, bordados...).

"Es pret-a-porter" pero "sofisticado, concebido con un "espíritu de alta costura" y fabricado en "ediciones relativamente limitadas", explica López. En opinión de Lydia Kamitsis, ese "espíritu de nueva alta costura" se desarrolla sobre todo en las pequeñas firmas, entre creadores como Gustavo Lins, Felipe Oliveira Baptista o Richard René. Estos proponen prendas "mucho menos caras que las de alta costura, pero con la calidad y la atención particular prestada a la clientela de la alta costura".

Asimismo, la casa Margiela, con sus piezas excepcionales en pequeñas series, "no hace alta costura, sino algo que es muy muy parecido", estima Grumbach. Al igual que Azzedine Alaza, que "no hace alta costura propiamente dicha, pero adapta sus modelos a cada cliente".

El presidente de la Federación Francesa estima que "hay una tendencia ineluctable al acercamiento" entre el pret-a-porter de creadores y la alta costura, que "poco a poco, serán cada vez más asimilables".