Aunque todavía no está preparada para contar cómo pasó sus días en cautiverio bajo una banda armada somalí, Pilar Bauzá Moreno, la enfermera secuestrada el 26 de diciembre mientras colaboraba con la organización internacional Médicos Sin Fronteras compartió con PERFIL el momento en que sus amigas del colegio secundario llegaron a visitarla a su casa de Bella Vista, veinticuatro horas después de su regreso al país.
Sólo dijo “gracias”, como cuando llegó el viernes a su hogar y fue recibida por una multitud de camarográfos y periodistas. Se la ve bien, con signos de cansancio físico, muy delgada, pero feliz; lo expresa su sonrisa casi permanente. Sus primeras horas en Argentina las pasó reunida con familiares, amigos y miembros de Médicos Sin Fronteras.
Ayer a la mañana Pilar se reunió con la psicóloga que la atenderá y contendrá durante estos días, luego de haber padecido la experiencia de estar secuestrada junto a la médica española Mercedes García, en las montañas somalíes. Por la tarde sus compañeras de colegio le llevaron una torta para festejar su cumpleaños, ya que el 26 de noviembre, el día del festejo, ella se encontraba en Bossaso.
Al recibir a PERFIL en el patio de su casa, Carlos Bauzá Moreno, el padre de Pilar, comentó que ni siquiera entre ellos –refiriéndose a su familia– tocaron el tema del secuestro, ni el de un posible regreso al país en el que sufrió ese infierno, y en el que no pudo terminar con su misión. “Nos recomendaron no hablar del tema hasta que pasen unos días y ella esté más tranquila. Está muy cansada. La veía en el almuerzo y se le nota el cansancio acumulado”, expresó su padre.
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