Periódicamente alcanza la tapa de los medios alguna noticia sobre empresas cuyos sistemas informáticos fueron penetrados y los datos de sus usuarios y clientes, incluyendo mails y números de teléfonos, terminaron “secuestrados”. Luego, en poco tiempo, esas miles de personas comienzan a ser objetivos de estafas digitales. Así es como –por ejemplo– sus contactos reciben extemporáneos pedidos de transferencias de dinero por WhatsApp. Estas estafas digitales están en aumento y, según los expertos en seguridad, 2023 verá una agudización de estos temas.
“Muchas veces los informes de empresas de seguridad internacional hablan de este tema pensando en lo que pasa en el mundo. Y lo cierto es que –en Argentina– tenemos ciertas particularidades, también en materia de seguridad digital”, le dijo a PERFIL Marcela Pallero, docente de posgrado en Ciberseguridad. La experta explicó que “hoy hay un creciente mercado de compra y venta de datos digitales obtenidos de forma ilegítima que luego se usan para muchos delitos, desde estafas económicas hasta acosos dirigidos”.
Según esta especialista, que actualmente trabaja en la Fundación Sadosky, “el ransonware (secuestro de datos empresariales) es algo que seguirá en crecimiento en los próximos meses. Y, a nivel de los consumidores individuales, también se registrará mucho intento de fraude y estafas bancarias acompañando el crecimiento que en Argentina está teniendo el comercio electrónico”.
Por otra parte, Pallero comentó que lamentablemente aún hay mucho espacio para que tengamos crecientes incidentes con nuevos malwares (programas maliciosos) bancarios, posiblemente asociados al auge de las diversas billeteras digitales que están siendo cada vez más usadas para transacciones cotidianas. “Y también seguiremos viendo intentos de estafas por medio de la llamada ‘ingeniería social’, que son engaños donde alguien se hace pasar por otro, a través de medios digitales”.
Ciberafecto. La experta también advierte sobre otra categoría de estafa digital sobre la que se viene un crecimiento de casos de “las ciberestafas relacionadas con ‘Romance’, una categoría que llegó a ser objeto de investigación del FBI de EE.UU. Esto se instrumenta a través de –por ejemplo– apps de citas donde, a lo largo de semanas, se establecen lazos emocionales, afectivos o sexuales, pero donde la intención de una de las partes es estafar de manera creativa la economía del partner amoroso”. En ese sentido, un estafador emprendedor puede armar decenas de perfiles de Tinder y otras apps para ir tirando sus redes y llegar a situaciones donde pueda pedir dinero para algún préstamo, viaje para conocerse, etc.
Para prevenir, la recomendación incluye medidas simples: “Tener la información personal o empresarial respaldada en backups. Y habilitar la encriptación de datos personales y las opciones de seguridad (como la doble autenticación) que hoy ya ofrecen muchas apps. Usar contraseñas sofisticadas e instalar software antivirus y firewall.