General Motors presentó hoy en Mendoza el nuevo Chevrolet Agile, un auto chico y de cinco puertas, que se fabrica en Rosario para exportar a todo el Mercosur. Su precio oscila entre 51 mil y 61 mil pesos. Es el primer auto cuya producción fue financiada por un crédito de la Anses.
En nuestro mercado hay muchos autos de este tamaño y precio. El Agile va a competir contra el Volkswagen Fox, el Renault Sandero, el Peugeot 207 Compact, el Citroën C3 y el Ford Fiesta, entre otros. Pero por varios motivos –desde económicos, hasta empresariales y políticos- el Agile es el lanzamiento más importante del año de la industria automotriz nacional.
¿Por qué? Por empezar, es el primer auto fabricado en la Argentina que es financiado con los fondos de la Anses provenientes de la estatización de las AFJP. El Gobierno le prestó a GM Argentina 260 millones de pesos para financiar el 58% de la inversión para fabricar el Agile. Como prenda para garantizar el crédito se puso a la planta de Rosario, una de las más modernas del país junto a la de Toyota de Zárate.
El gobierno de Cristina Kirchner está en conversaciones con otras automotrices –como Mercedes-Benz Argentina y Peugeot-Citroën Argentina- para financiar proyectos similares. La idea es aumentar la actividad en la industria y fomentar la creación de nuevos empleos.
El Agile también es importante porque se trata del primer lanzamiento en Sudamérica desde que General Motors entró en convocatoria de acreedores y terminó estatizada en Estados Unidos por el gobierno de Barack Obama. En el Mercosur siempre dijeron que la unidad local de GM era “financieramente independiente” de la casa matriz norteamericana, pero siempre quedó la duda acerca de qué habría ocurrido con las fábricas sudamericanas si Obama no hubiera rescatado a GM.
La llegada del Agile marca también un final al conflicto que GM Argentina mantuvo durante varios meses con el gremio Smata por el despido de 436 trabajadores. La nueva inversión permitió reincorporar a los empleados y se espera que se contraten más incorporaciones en los próximos meses.
Pero más allá de estas implicancias, ¿qué tal es el Chevrolet Agile como auto? Por empezar, hay que mencionar que el diseño de su carrocería es obra del estilista brasileño Carlos Barba. Cuando se conocieron los primeros bocetos del auto, Barba no dudó en asegurar: "Nuestra tarea fue hacer un auto para el brasileño, que es un cliente muy exigente”. Más tarde, las declaraciones de Barba fueron corregidas: “Nuestra tarea fue hacer um auto para los clientes de la región”, en clara mención a todo el Mercosur y ya no sólo a Brasil.
El Agile llama la atención por su trompa con una gran parrilla y unos faros enormes, que se prolongan hasta casi la mitad de los guardabarros delanteros. La trompa no guarda mucha proporción con el resto del auto y es responsable de un coeficiente aerodinámico de Cx 0,37, uno de los peores de su categoría. El coeficiente aerodinámico es importante para que un auto consuma poco combustible y desarrolle más velocidad con menos potencia. En el Agile parece que este aspecto no fue prioritario.
El diseño trasero es más armónico y agradable a la vista. Recuerda a la estética de otros modelos de la marca, como el Chevrolet Vectra GT.
Donde el Agile sorprende es por dentro. Al tener una gran distancia entre ejes, una carrocería ancha y un techo muy alto, ofrece uno de los habitáculos más cómodos de su categoría. Pueden sentarse con comodidad cuatro adultos y un niño. El baúl también es uno de los más grandes de su segmento, con 327 litros de capacidad.
El diseño del tablero de instrumentos también es obra de Carlos Barba y tiene algunas reminiscencias a los jueguitos de Atari de los años ’80: muchas luces, pantallas de colores y relojes con agujas que aparecen y desaparecen de la vista del conductor.
El equipamiento de confort también es muy bueno para su segmento. Además de dirección asistida y aire acondicionado –que son elementos obligados para un auto de este precio-, el Agile tiene algunos gadgets típicos de autos importados y de mayor precio: tiene control de velocidad crucero (mantiene la velocidad en ruta sin tener que tocar el acelerador), encendido automático de luces (detectan el momento que empieza a oscurecer), apertura automática de los vidrios desde el comando del llavero (para ventilar el habitáculo antes de ingresar) y equipo de audio con CD/MP3, Bluetooth y entrada para dispositivos con USB.
En contraste con todos estos elementos de confort, el Agile deja algunas dudas en cuanto a su equipamiento de seguridad. El año pasado el Congreso nacional sancionó una nueva Ley de Seguridad Vial que obliga a todos los nuevos autos a ofrecer de serie airbags para conductor y pasajero, frenos antibloqueo ABS y una “caja negra” que registre las operaciones del vehículo para ayudar a esclarecer un posible siniestro.
Como esta ley todavía no fue reglamentada por el Poder Ejecutivo, las automotrices locales se escudan en este olvido para ofrecer estos sistemas de protección sólo en las versiones más caras. El Agile sólo ofrecerá airbags y ABS a quienes paguen 61 mil pesos. La versión más equipada también carece de alarma de olvido de cinturón de seguridad, outro item considerado obligatorio por la nueva ley.
El motor del Agile es naftero, con 1.4 litros de cilindrada y 92 caballos de potencia. Es un motor que ya es conocido de otros modelos de la marca, como el Chevrolet Corsa Classic. Es silencioso, tiene un bajo consumo y le permite desarrollar unas prestaciones aceptables.
La suspensión es bastante blanda y la carrocería está bien levantada del suelo. Se nota que es un auto pensado para uso en ciudades con calles en mal estado. En eso sí que se le nota la sangre argentina.
La presentación del Agile se realizo anoche em el Teatro Independencia de Mendoza. Fue la primera vez que um auto de verdad se subió a ese escenario. Lãs ventas del Agile ya comenzaron y en las próximas semanas se comenzará a exportar a Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.
(*) autor del blog Argentina Auto Blog, especial para Perfil.com