SOCIEDAD
Sin clases por la gripe A

Un mes de receso escolar: ¿qué hacer con los chicos en casa?

Hay que explicarle que no son vacaciones y que requiere de la colaboración de todos. El rol del ingenio y la creatividad.

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| CEDOC
A partir del decreto de emergencia sanitaria por la gripe A, el receso escolar de invierno se extendió cerca de un mes. ¿Qué hacer con los chicos en casa? La primera tarea que tiene el adulto es explicarle a los niños que “estos días no son vacaciones”, sino un tiempo para quedarse en casa con el fin de tomar los cuidados necesarios para prevenir el contagio y que requiere la colaboración de todos.
 
Esta posición implica que las escuelas tomen también la responsabilidad de plantear trabajos a sus alumnos. Claro que también las mismas se ajustarán a las realidades sociales y la situación económica que atraviese a las instituciones. A la hora de planificarles tareas a los alumnos, una de las cuestiones a no perder de vista es que el objetivo de la tarea no es otro que revisar lo aprendido. A partir de esto, el rol pedagógico habrá que sostenerlo desde casa y el adulto será responsable de hacer valer este cuidado.
 
En principio, es recomendable mantener una rutina ordenada de horarios, no ajustada al ritmo escolar, pero que mantenga a los niños organizados. Es importante además tener presente que no hay que temerle al aburrimiento y llenarlos de tareas: los vacíos pueden ser momentos interesantes para que los chicos desarrollen sus propias ideas, despierten la imaginación y la creatividad.
 
Construir juguetes, recuperar los juegos tradicionales y organizar itinerarios lúdicos integrando a los abuelos son algunas de las ideas que se pueden recorrer, para un tiempo libre diferente. Como sugerencia se puede hacer un listado de todos los juegos que conocen los hijos, los padres y los abuelos, a manera de disparador, para empezar a dejar de pensar en lo que no se puede hacer y sí en lo que se puede.
 
Para los más chiquitos, habrá que pensar en la casa como un taller y aprovechar cada día de la semana para construir juegos y juguetes (trompos, baleros, juegos de mesa, disfraces, caretas o títeres), o modelar arcilla, o pintar, en lo que podría llamarse el taller de plástica utilizando diferentes materiales: masa, cartones, envases, retazos. En tanto, para los más grandes también hay opciones más allá del videojuego o la conexión en redes sociales, como hacer entre todos un listado de películas para ver o leer historietas o buscar en Internet los “juegos cooperativos” o “juegos del mundo” y animarse a recorrer otros desafíos.
 
Tener a mano algunas actividades donde se propone el uso de la palabra escrita y hablada, puede permitir encarar proyectos conjuntos: crear un álbum familiar con anécdotas y comentarios, escribir notas y apuntes donde expresen cómo se imaginan en el futuro, por ejemplo, dentro de 10 años, armar libros caseros con papel, lápices y una cartulina para la portada.
 
Estos trabajos estimulan la imaginación, contribuyen a afianzar el hábito de la lectura en los niños y favorece la comunicación en el grupo familiar. Este receso puede ser el momento para ordenar cajones, rincones y reubicar juguetes, pero con actitud creativa. La computadora y la televisión también pueden ser aliadas si somos creativos para hallar páginas de acertijos, juegos lógicos y enigmas y programas de interés para los chicos. Darle vida a muñecos, chatarra, libros y revistas y buscar lugares nuevos para ellos puede ser una actividad para todas las edades. Esta vez, el verdadero desafío para los padres pasará por aceptar más ruido y más desorden en casa.

(*) Psicóloga, directora del espacio La Cigüeña