SOCIEDAD
LO QUE DESNUDA EL ASESINATO DE NORA DALMASSO

Vida "bovarizada"

La presión por pertencer.

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“Los seres humanos somos huellas digitales, absolutamente diferentes unos de otros. A pesar de eso, cuando queremos formar parte de un determinado núcleo o sector buscamos potenciar las cosas que tenemos en común, que nos hacen sentir afines”, explica Hugo Pisanelli, director de Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires (www.ppba.org.ar).

Entonces muchas veces, por la necesidad de pertenecer, se modifican ciertas costumbres o comportamientos para adaptarse a los parámetros que ese grupo o comunidad determina que hay que seguir. “Son más frecuentes de lo que parece los casos de familias que viven como si fueran los Ingalls, aunque sólo sea una fachada. También son muy comunes los casos de parejas en crisis que con tal de no perder su estatus y poderío económico deciden no separarse. Entonces establecen un acuerdo interno en el que puertas adentro cada uno hace su vida, pero para el afuera son un matrimonio ideal”, advierte Pisanelli.

Esta excesiva presión del entorno, si no es bien manejada, puede llevar a que las personas lleguen al extremo de una “bovarización” de su vida. Basado en la protagonista de la novela Madame Bovary de Flaubert, el psicólogo francés Jules de Gaultier comenzó a emplear ese término para describir esta alteración del sentido de la realidad que hace que una persona se considere otra de la que realmente es. Esto lo lleva a crearse una personalidad ficticia, a desempeñar un papel que cumple a rajatabla a pesar de que vaya en contra de su verdadera naturaleza y de los hechos.