Los usuarios habituales de algunos servicios de Google habrán notado que muchos de ellos todavía mantienen el "beta" al lado del nombre. O sea, que el software aún está en fase de desarrollo.
Creer que son muchísmos los productos Google que en beta no es una exageración: 22 de las 49 aplicaciones de la empresa lo están , lo que representa el 45 por ciento. Y ocurre en servicios tan consolidados como Google Docs o Gmail, que ya lleva cuatro años online.
Pero ¿qué significa esto? ¿Es que una aplicación no está terminada y piensan dejarla así? No precisamente. Para entenderlo, hay que comprender cómo se desarrollan los programas y remontarse al tiempo en que la programación era algo cerrado, cuando internet no estaba tan masificado.
En ese entonces, una empresa desarrollaba una idea y comenzaba a escribir el programa en su versión "alpha", a la que sólo accedían los programadores. Luego lanzaba al público una edición "beta", sin terminar, y recibía las quejas y recomendaciones de los usuarios. Con esas modificaciones, los programadores terminaban el producto y lo lanzaban al mercado.
Si se detectaban errores, o había que hacer una modificación, o salía una nueva versión del programa, era necesario ir a comprar el CD o diskette para tener la última versión del programa. En el mejor de los casos, en los últimos años se podía descargar el "parche" por internet.
Todo cambió con la popularización de la banda ancha. Los programas de escritorio perdieron terreno frente a aplicaciones web que cumplen las mismas funciones desde cualquier computadora, sin necesidad de descargarlas, como los servicios más populares de correo electrónico (Gmail o Hotmail).
Las empresas pueden actualizar estos servicios online para que todos los usuarios tengan siempre las últimas versiones sin tener que hacer modificación alguna.
En esto tuvo una gran influencia el movimiento de software abierto, u Open Source, que pregona los beneficios de dar a conocer todo el código de un programa, a diferencia del software de empresas privadas. Así, los usuarios-programadores pueden adaptar todo a sus propias necesidades y compartir sus cambios con todo el mundo para mejorar los programas.
Argumentos de Google. "Vos podés esperar que el programa esté perfecto antes de lanzarlo, pero es nunca va a ocurrir", explica Alberto Arébalos, Director de Comunicaciones de Google para América Latina.
" Decir que un servicio es beta es anunciar que está abierto a modificaciones constantes, a sugerencias de los usuarios. Es la filosofia de recibir feedback y hacer todos los cambios que se puedan", agrega.
"Como Google desarrolla productos en internet, no los tiene que vender y puede cambiar muchas características con el feedback. Hay una curva de desarrollo y una vez que alcanza la madurez, ya no hay tantos cambios".
"En algún momento, cuando los ingenieros ya ven que un producto incorporó todas las características posibles, el producto sale de beta. Gmail, por ejemplo, está en beta hace cuatro años, aunque ya vaya a salir de esa categoría", completa Arébalos.
Pero, ¿qué ocurre con los servicios pagos, como el Google Documents para empresas? ¿No tienen acaso que garantizar la seguridad de la información que se maneja en esos casos?
"La seguridad de la información nunca corre peligro, ni para los usuarios ni para la gente que paga, eso nunca está en discusión", responde Arébalos, comentando que "la información está duplicada y triplicada en servidores".
Si bien es comprensible que haya quienes desconfíen de usar un servicio en beta para fines profesionales, Arébalos explica que "si uno revisa las licencias de usuarios de programas ya terminados, incluso los que se venden en los negocios, dice que ellos no garantizan, no se hacen responsables por la información".
En cuanto a las aplicaciones de Google, "cuando alguien paga tiene una serie de servicios, disponibilidad y cosas adicionales que no son lo mismo para un servicio gratis. Pero la protección de la información es la misma, esté el servicio en beta o no".
(*) Redactor de Perfil.com.
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