Con un texto que no pierde actualidad pese a que se conociera por primera vez en 1976, Network es un espectáculo digno de verse. Y digo espectáculo porque es más que una obra de teatro ya que la puesta, que plantea lo que ocurre en el set de un noticiero de televisión, tiene camarógrafos sobre el escenario que le brindan al espectador una perfectiva nueva, un plus, de las actitudes de los intérpretes, algo que se puede ver en múltiples pantallas gigantes.
Y este es solo uno de lo hallazgos de la puesta bastante cruda que tiene un set giratorio en el centro que permite cambiar de ambiente (gran escenografía de Jorge Ferrari). Es que gracias a este entorno las actuaciones fluyen, se entrelazan y orquestan como si se tratara de un ballet.
Basada en la película del mismo nombre escrita por Paddy Chayefsky y ganadora de varios Oscar en 1977, la obra muestra a un conductor de noticiero que va a ser despedido después de 25 años al aire. Luego de su anuncio de suicidarse en vivo, sube el rating y termina haciendo un nuevo programa en el que critica a todos y a todo, hasta que recibe en carne propia las consecuencias de todo el odio que compartió con la audiencia.
Aquí hay que destacar también la versión del texto a manos de Juan José Campanella, que aggiorna términos y la hace más cercana. Pero es sin dudas la interpretación de Coco Sily el elemento que la termina de convertir casi en autóctona. La entrega del actor es total; está por completo en el personaje y desde allí conmueve, magistral como el gran artista que es. Por supuesto que está muy bien acompañado por una pléyade de caras conocidas que brindan el entorno para el desarrollo del personaje de Sily: Eduardo Blanco, Cesar Bordón y Florencia Peña casi en crudo, directos, sin medias tintas.
Y si el espectador comienza a preguntarse al promediar las dos horas de obra adónde está Pablo Rago (otro gran actor) como me ocurrió a mi. Tendrá que tener paciencia para verlo distinguirse con su participación, en la que enfrenta al protagonista antes del desenlace. Magnífico. Sin dudas el resultado es digno de verse y de ser disfrutado gracias a la acertada dirección de Corina Fiorillo. No se puede negar, además, que detrás de esta superproducción está un productor joven y con mucho empuje como Ariel Diwan.
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