Murió el fotógrafo francés Adolfo Kaminsky, héroe de la Resistencia francesa y abanderado de los movimientos anticolonialistas y antifascistas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. A sus 97 años, el oriundo de Argentina era reconocido como un "humanista, fotógrafo y resistente francés", por haberse especializado en la fabricación de falsos papeles de identidad, afirmó su hija Sarah, la encargada de dar a conocer la triste noticia.
"Un hombre con un pasado de leyenda". La historia del siglo XX va quedando sepultada con el deceso de sus principales protagonistas. En el caso de Kaminsky, si bien su historia es digna de película, no adquirió la fama de otros personajes pero sin dudas tendrá su lugar en las páginas de la historia por su trabajo clandestino que empezó durante la Segunda Guerra, una de las mayores tragedias de las que se tenga registro.
De esto da cuenta su hija y autora de su libro autobiográfico "Adolfo Kaminsky, la vida de un falsificador". "A los 17 años se convirtió en un experto falsificador de la Resistencia francesa. Durante 30 años, hizo un meticuloso trabajo falsificando documentos y billetes, pero nunca en su propio provecho", señala en el prólogo.
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El aporte del fotógrafo judío de origen ruso, nacido en Buenos Aires y radicado en París a la memoria de los horrores de la guerra y las luchas antifascistas es incomensurable. A lo largo de tres décadas trabajó falsificando documentos y billetes sin cobrar un centavo para ayudar a los perseguidos por distintos regímenes dictatoriales a escapar, como los judíos en la Europa nazi o los republicanos de la España franquista.
Era un "fotógrafo talentoso que se convirtió en falsificador de genio, suministrando papeles a los miembros de la Resistencia francesa y a los judíos perseguidos, antes de comprometerse en otras causas después de la guerra", señaló la Fundación para la Memoria de la Shoah.
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Hijo de inmigrantes rusos judíos, Kaminsky quería convertirse en pintor. Pero a los 17 años se comprometió con la Resistencia en París, ocupada por los nazis, tras salir del campo de internamiento de Drancy. Ofreció sus conocimientos de química y fotograbado para fabricar papeles falsos en un laboratorio clandestino, salvando así miles de vidas.
Así comenzó una carrera de tres décadas, a riesgo de su vida, bajo la cobertura de una actividad de un fotógrafo común y corriente en sus talleres de París. "Tuve la suerte de salvar vidas humanas. Trabajé día y noche, con microscopio. Perdí un ojo, pero no me arrepiento de nada", señaló en 2012 a AFP quien era entonces conocido como "el señor Joseph".
Su trabajo con los servicios secretos franceses se extendió hasta la capitulación de la Alemania nazi. En ese contexto, ayudaba a los judíos a emigrar a Palestina para evitar los campos de exterminio dispuestos por los alemanes mediante la Solución Final.
"Manténganse despiertos el mayor tiempo posible. Luchen contra el sueño. Los cálculos son fáciles: en una hora, hago treinta documentos falsos. Si duermo una hora, treinta personas morirán", solía decir. También imprimió una cantidad de papel moneda capaz de desestabilizar la economía francesa bajo ocupación.
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Tras la derrota del régimen nazi, Kaminsky no abandonó sus funciones como falsificador político, sino que vertió esa experiencia para colaborar en las luchas anticoloniales y antifascistas, también como experto en papeles de identidad falsos. Así fue como ayudó al Frente de Liberación Nacional durante la guerra de Argelia, a los antifranquistas de España, a los anti-Salazar de Portugal, y a quienes luchaban contra los coroneles en Grecia.
Trabajó también para los participantes en la Primavera de Praga, los que luchaban contra las dictaduras en América Latina, Guinea, Angola, los desertores estadounidenses de la guerra de Vietnam y hasta con Daniel Cohn-Bendit, el famoso líder estudiantil de mayo de 1968 en Francia a quien le facilitó el regreso a la histórica casa de estudios Sorbonne.
En 1971 concluyó sus actividades de falsificador. Cerró su laboratorio y emprendió una nueva y discreta vida en París, como padre de familia y educador de jóvenes inmigrantes. Su obra fotográfica, cuyo humanismo recuerda al fotógrafo francés Doisneau, fue expuesta en el Museo de arte e Historia del Judaísmo, situado en París, en 2019.
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