En el anuncio de una nueva extensión de la cuarentena en Argentina, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, advirtió por posibles marcha atrás con las flexibilizaciones en caso de que surge algún pico de contagios y lo ejemplificó con los casos de Israel y Corea del Sur.
"Es posible que convivamos con procesos de avances y retrocesos, pasa en todos los países del mundo", manifestó el mandatario de la Ciudad de Buenos Aires y recordó la situación de dos países que se toma como ejemplo en su avance contra la pandemia, pero que en las últimas semanas debieron volver atrás con la vuelta a clases.
"Esta semana, en dos de los mejores ejemplos en cómo atacaron la pandemia, en Israel y Cores del Sur volvieron a cerrar las clases. En varias ciudades europeas, que hicieron alguna apertura se generó algún descontrol y tuvieron que volver para atrás", explicó Larreta.
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En el caso de Corea del Sur, que lleva 11.629 casos y 273 muertes, el pasado viernes impuso restricciones al número de alumnos que pueden acudir a las escuelas de Seúl y sus alrededores, con el objetivo de reducir los nuevos focos de contagio de COVID-19.
Guarderías y escuelas de primaria y secundaria de la zona metropolitana de Seúl, donde se concentra la mitad de la población del país, solo podrán recibir a un niño de cada tres y los otros tendrán que seguir la educación a distancia. Esto genera una marcha atrás en la reincorporación escalonada de los alumnos que se venía dando en las últimas semanas.
El viceministro de Educación, Park Baeg-beom, informó que la ocupación de los colegios de primaria y secundaria no podrá ser superior ahora a un tercio de los del total de los alumnos, mientras que los de bachillerato solo podrán acoger a dos terceras partes.
A finales de febrero, Corea del Sur era el segundo país en el mundo más castigado por la pandemia, por detrás de China. Pero el gobierno consiguió controlar la situación mediante campañas masivas de test y un rastreo de las personas contagiadas, consignó la agencia AFP.
Las restricciones fueron levantadas a principios de mayo y todo el país iba recobrando una cierta normalidad, con las escuelas . Pero esta semana, con la aparición de nuevos focos de la enfermedad, en la capital y sus alrededores, las autoridades dieron marcha atrás e impusieron nuevas consignas.
Museos, parques, bares, cafeterías, clubs, karaokes y galerías de arte volvieron a cerrar este viernes durante dos semanas y el gobierno instó a las empresas a proponer medidas de flexibilización del trabajo.
El país registró el jueves pasado 79 nuevos casos de contagio, el mayor repunte en casi dos meses. El viernes, sin embargo, las autoridades anunciaron 58 contagios. Este aumento se debe principalmente a las personas que frecuentaron un almacén de la empresa de comercio en línea Coupang, al oeste de la capital, donde se contabilizaron 96 casos.
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Por su lado, en Israel, que contabiliza 17.495 contagiados y 291 muertos, también evalúa volver atrás con la reincorporación de los chicos a las clases debido a que se detectaron al menos 120 casos de coronavirus en un instituto educativo de Jerusalén. Luego de este primer brote, otros 65 establecimientos educativos también debieron cerrar sus puertas.
"Hemos decidido que los próximos días serán de prueba, para ver si hay un cambio en la tendencia que requiera modificar las medidas, tales como el cierre de las instituciones educativas", admitió el primer ministro, Benjamín Netanyahu.
En esa línea, el director general saliente, Moshe Bar Siman Tov, manifestó: "Tuvimos un período de euforia. Ahora hemos recibido un llamado de atención".
El instituto que sufrió el rebrote es el Gymnasia, donde resultaron infectados 120 alumnos y profesores y tuvo que cerrar sus puertas. Netanyahu pidió al Ministerio de Educación que tome "medidas adicionales" para garantizar que se cumplan las normas en las escuelas, que ordenan el uso de tapabocas y el distanciamiento social.
Asimismo, la Policía reforzará el cumplimiento de las medidas de distanciamiento social. En ese sentido, Netanyahu expresó que el cumplimiento de las normas es "muy reducido, por no decirlo suavemente", pero aseguró que esto va a cambiar con la intervención de la Policía y de inspectores municipales.
ED