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Efemérides 4 de febrero

Carlos Alonso festeja los 93 años con una obra “de denuncia” en el Museo de Bellas Artes

Un nuevo cumpleaños encuentra al maestro Carlos Alonso hacienda lo que lo hace único: arte. Hasta el 25 de febrero podrá verse en el Museo de Bellas Artes una colección de dibujos, collages, grabados, acuarelas y tintas que se inspiraron en “Divina comedia”, la obra de Dante Alighieri que denuncia la corrupción del 1300, pero parece del siglo XXI.

Carlos Alonso y sus obras, siempre polémicas.
Carlos Alonso y sus obras, siempre polémicas. | Cedoc

Hace 93 años, un 4 de febrero nacía Carlos Alonso en la localidad de Tunuyán, en la provincia de Mendoza. El pintor, dibujante y grabador que vive en Unquillo, a 28 kilómetros de la ciudad de Córdoba, integra la elite artistica argentina del siglo XX y lo que va del siglo XXI. 

Carlos Alonso es el autor de las series Lo ganado y lo perdido, Carne, Lección de anatomía, Manos anónimas y Amanecer argentino. Son suyos los dibujos con los que ilustró El matadero de Esteban Echeverría y Divina comedia de Dante Alighieri. Pero la lista seguiría casi interminablemente, porque Miguel de Cervantes, David Viñas, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Leopoldo Lugones y José Hernández son algunos de los 36 autores que ilustró.

Carlos Alonso participó de 102 exposiciones individuales y de 113 exposiciones colectivas. Llegó a Saigón, Kioto, Tokio, Nueva York y las principales capitales de Europa, pero a él, sin embargo, la encanta Cachi, en Salta. “Quedé muy impactado por esa zona en la que pareciera que el aborigen ha conservado una forma de cultura y conocimiento muy esencial.. No hay consumo, pero no hay pobreza; no hay riqueza de medios, pero hay un equilibrio entre el hombre y una naturaleza bellísima”, le dijo a Arte Hispano.

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Carlos Alonso, maestro en Bellas Artes


De pincelada de acrílico densa, colorida y mixta, sus obras están atravesadas por nuestra dolorosa historia reciente. Son el reflejo de la dicotomía de la vida: la belleza y la alegría, el dolor y la tristeza, la pasión por la vida, la muerte, y la protesta contra la maldad y los abusos humanos. 

 

El dolor, la muerte y la belleza de la vida, un delicado equilibrio de la existencia, siempre presente en los acrílicos de Carlos Alonso

 

Dibujante desde mucho antes de haber tenido memoria, según él mismo dijo, Carlos Alonso comenzó su carrera como artista antes de saber leer o escribir. “Dibujé siempre, pero no como suelen dibujar los niños. El dibujo que yo hacía apuntaba a la historieta, a un relato, a la descripción gráfica de la vida, de lo que yo veía, no de lo que imaginaba”, expresó Alonso en una entrevista en 2019. 

En su adultez tuvo la oportunidad de viajar a Europa y conectar con la pintura de grandes artistas que le permitieron decidir su estilo: de Diego Velázquez sacó lo que se propuso que nunca haría y de Vicent Van Gogh, lo que sí podría llegar a hacer. 

En su regreso a la Argentina estudió un año con Lino Spilimbergo en Tucumán y otro más en Santiago del Estero. Fue allí donde se topó con el hambre, la pobreza y la desesperanza argentina que le despertaron la necesidad y el compromiso social por contar, a través de la pintura, la cruda realidad de esos pueblos. El suyo. 

 

Carlos Alonso y el arte que denuncia


La dictadura argentina le costó la vida de Paloma, una de los tres hijos que tuvo con su compañera Teresa Echeverría. La joven, militante de la Juventud Peronista, tenía 21 años cuando desapareció el 30 de julio de 1977, en su casa del barrio de San Telmo, en Buenos Aires. Carlos Alonso y familia se exiliaron en Roma; en 1979 se fue a Madrid; y solo regresaría al país en 1981, para instalarse en Unquillo. 

A partir de allí la violencia sobre los cuerpos se transformó en un tema recurrente en su obra, con fuerte impronta política y social.  Fue en “Manos anónimas” que trató de representar lo que pasaron los argentinos en el período más horroroso de la historianacional, la dictadura militar de 1976 a 1983.

Si la obra no está hecha para decorar, no está hecha para expresar la propia existencia, puede servir también para expresar los sucesos y lo que acontece en la vida social del propio país. Yo tengo la ilusión de que eso sirva como un aporte para enriquecer tanto la parte cultural como la parte social de la vida de la gente”, comentó una vez Carlos Alonso

Curiosamente, otro artista plástico por el que Carlos Alonso siempre sintió afecto y admiración por su militancia artistic fue León Ferrari, quien falleció el día en que había nacido Paloma Alonso, un 25 de Julio. Y Ferrari también tuvo un hijo que despareció durante los años de plomo.

La Fundación Konex le otorgó cuatro de sus prestigiosos Premios; el de 2018 fue a su Trayectoria

Recibió numerosas distinciones, entre ellas, en dos ocasiones el Premio Konex de Platino (1982 y 1992) como el mejor Dibujante de la década en Argentina. En 2012 recibió, de la misma Fundación Konex, la Mención Especial a la Trayectoria de las Artes Visuales y, en 2018, el Premio a la Trayectoria. 

 

La Divina Argentina de Carlos Alonso 


Hasta el 27 de febrero podrán verse en el Museo Nacional de Bellas Artes, en Buenos Aires, 47 piezas de Carlos Alonso inspiradas en la obra del poeta florentino Dante Alighieri (1265 - 1321), a 700 años de su fallecimiento.

Las piezas que integran “Dante x Alonso” son dibujos, collages, grabados, acuarelas y tintas que el artista dedicó al escritor en dos períodos distantes de su trayectoria: las primeras, de los años 60 –muchas de ellas creadas en Italia, en 1968– son mayormente retratos en pequeño formato, mientras que el segundo conjunto seleccionado corresponde al period de producción entre los años 2000 y 2009.

En palabras del curador, Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes, “Alonso coloca a Dante, al igual que sucede en la Divina Comedia, como testigo de situaciones críticas, cruzadas por la estética pop y la efervescencia que en esos años se vivía en Europa —por el Mayo francés—, cargada de reclamos, consignas y protestas”. 

Realizadas en pequeño formato, las obras presentan múltiples versiones del retrato del poeta florentino trabajado con diversas técnicas, así como escenas inspiradas en diferentes pasajes del extensor poema, traídos al presente como prueba de que esos horrores del 1300 siguen ocurriendo bajo nuevas apariencias y formatos en el siglo XXI.