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CóRDOBA
TECNICA HISTORICA

Frescos en homenaje a Spilimbergo

Tienen cinco metros cuadrados cada uno y fueron realizados por el artista italiano Bernardo Molinas y Álvaro Izurieta. Se exhiben en los jardines del Museo de Unquillo.

Frescos Spilimbergo
DOS SPILIMBERGO. Uno joven y otro anciano, pueden verse en los frescos inaugurados ayer en Unquillo. | Raúl Sosa

El fresquismo es una de las grandes técnicas de la historia. Ejemplo de ello son las icónicas pinturas de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.

Proveniente de Italia, esta técnica ha venido sobreviviendo desde la época de Pompeya, pero en la segunda mitad del siglo pasado empezó a cederle el paso a nuevas formas hasta quedar relegada casi por completo a un segundo plano.

Ayer por la tarde, en el marco de un homenaje a Lino E. Spilimbergo, uno de los maestros del arte argentino, quedaron inaugurados dos frescos de cinco metros cuadrados cada uno en el Museo de Unquillo.

“Convocamos a Álvaro Izurieta que es un gran pintor de acá y sabe mucho de Spilimbergo, y a Bernardo Molinas, un artista ítalo argentino que se dedica al fresquismo, para trabajar con la consigna Homenaje a Spilimbergo. Levantamos dos muros antisísmicos, con una buena capa aisladora, en el jardín del museo y luego les colocaremos un techo curvo en policarbonato, luces led y un vidrio templado para protegerlo del clima y del vandalismo”, explicó la directora del museo, Ana Lía Schneider.

Financiado por la Municipalidad de Unquillo, el proyecto incluyó algunos colaboradores y alumnos de la escuela Ipem 23, que cuenta con una tecnicatura en Artes Visuales, para hacer allí sus pasantías.

Oriundo de Argentina, pero radicado en Italia desde hace varios años, Bernardo Molinas -artista y físico- estuvo en Córdoba cuando se restauró la Capilla Buffo y fue el encargado de traer de Europa las nanopartículas para fijar los pigmentos de la restauración, que se estaba realizando en la capilla en ese momento.

“Argentina tiene una riqueza razonable en frescos y la mayoría viene de Italia. Yo hice en 2011 un fresco en Quilmes, en 2013 otro en Santa Fe y otros dos en San Justo el año pasado. Y ahora dos acá. Es una técnica que ha sido dejada de lado, en parte porque se buscan otros modos de expresarse, pero además porque tiene algunas dificultades y ciertas reglas: el fresco se va haciendo por jornadas, lo que no se pintó hoy hay que tirarlo abajo porque la cal se va poniendo sólida. Nosotros estamos haciendo jornadas de 10 horas”, contó el artista cuando realizaba los frescos de Unquillo.

En efecto, la técnica pictórica del fresco italiano que utiliza agua y pigmentos que entran en la cal, dura siglos ya que no necesita aglutinantes orgánicos, que se deterioran en pocas decenas de años.

“Yo no tengo noticias de frescos en la ciudad de Córdoba. Como es tan antigua y culta, es una rareza para mí. Pero en Rosario, confirmado por pintores rosarinos, no hay frescos. Santa Fe sí tiene frescos de italianos, Buenos Aires tiene muchos y Unquillo tiene frescos de Guido Buffo, nada menos”, señaló el artista.

Frescos Spilimbergo Izurieta

La obra. Para su realización, el museo convocó también a un artista local, Álvaro Izurieta, que se dedica a la pintura al óleo básicamente y que está aprendiendo la técnica sobre la marcha: “Conozco mucho de los grandes maestros pero no lo había intentado nunca. No es ni óleo, ni acuarela; es distinto a todo. Ya le voy encontrando la vuelta pero no es fácil. Me interesa mucho porque es la gran técnica de la historia”, sostuvo.

Así, tras la realización de un boceto, los artistas se pusieron a trabajar durante siete días; Izurieta avanzó sobre los últimos años de Spilimbergo, mientras que Molinas priorizó su etapa de juventud.

“Yo pinto un Spilimbergo más joven porque parto de esa pintura que hacía del campo, de campesinos; después él se va a Italia y hace algunas cosas que tienen que ver con la pintura italiana. Trabaja luego con Siqueiros y llega al esplendor de las Galerías Pacífico, el ejemplo de fresco más notable de Argentina; de los cinco pintores que hay ahí, sin lugar a dudas Spilimbergo es el más fuerte”, sostuvo Molinas.

Por su parte Izurieta señaló: “Yo hago el Spilimbergo anciano; él vino aquí en 1959. Yo vine a Unquillo unos cuantos años después, pero soy bastante conocedor de su obra y su vida, es un mito ya para nosotros”.

El homenaje, que termina en Spilimbergo fresquista, es un homenaje al artista, que hizo pocos frescos de manera excepcional; pero también a la técnica, una técnica para la posteridad.

La Casa Museo Lino E. Spilimbergo está ubicada en Av. Lino E. Spilimbergo 740 (Unquillo, Córdoba).

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