"Escuchá amigo, te voy a hablar bien. Tenés que poner una moneda así trabajas tranquilo, la zona la manejamos nosotros”. “Te hablo bien, sino te voy a tener que cerrar el local". “Fijate si no esta noche te rompo todo el local. “10 palos por mes sino poné 100 palos y no te jodemos más”.
Estas son algunas de las amenazas que llegan por Whatsapp a los comerciantes de la zona gastronómica del barrio Pichincha de Rosario. Como en los tiempos de la Chicago Argentina, donde la mafia liderada por Chicho Grande y Chicho Chico mandaban en las calles de los barrios rosarinos en las primeras décadas del siglo pasado, hoy la ciudad santafesina está arrodillada al poder narco.
El hermetismo y el miedo lógico de los comerciantes para dar la cara ante las intimidaciones hizo que los testimonios sean anónimos para evitar represalias. “Nos presentamos ante la fiscalía del Dr. Luis Shiappapietra para dejar sentada la denuncia. Esto se viene repitiendo y no sólo con colegas de Pichincha, sino con otros corredores gastronómicos, otros comercios e incluso con automotores. En medio de las restricciones por la pandemia, mientras hacemos malabares para sobrevivir, tenemos este tipo de amenazas.”, relató uno de los damnificados.
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Los mensajes intimidatorios llegaron a los números de Whatsapp que publican los comercios para reservas o take away a lo que uno de los denunciantes agregó que “la verdad es que muy desalentador estar haciendo cuentas para poder sostener un emprendimiento y encima recibir estas amenazas. Sabemos que también han sido víctima de estos mensajes por Whatsapp comerciantes del corredor Pellegrini y de otros rubros”.
La soledad de los comerciantes es la misma que padecen los barrios de Rosario, con más de 20 balaceras diarias, ajustes de cuentas y calles regadas de vainas servidas que acumulan en lo que va del año 87 muertos, subiendo el 14% respecto a 2020 y 36% a 2019. A casi dos meses que Jorge Lagna asumió como ministro de Seguridad de la provincia de Santa Fe, en reemplazo del polémico Marcelo Saín, la violencia en la ciudad no ha cambiado en absoluto. Solo la suma de algunas fuerzas federales maquilló los primeros días, pero en realidad la saga de muertes, heridos y balaceras en los frentes de domicilios continúan.
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“Nos vemos desamparados no solo en el tema seguridad, sino que las medidas anunciadas por la pandemia nos acorralan cada vez más, el límite horario de las 19 para la actividad del sector gastronómico y que la circulación se corte a las 20 a muchos nos está acorralando”, señaló otro de los denunciantes.
Por su parte, Carlos Mellano, presidente de la Asociación Hotelera Gastronómica y Afines de Rosario expuso la problemática del sector y algunos números desoladores: “En el
sector gastronómico se perdieron 4500 fuentes de trabajo, cerraron un 20 por ciento de locales y un 50 por ciento cambiaron de dueños, es decir gente que no pudo seguir y vendió. Cuando en el pasado mes de octubre pensamos que gran parte de los rosarinos no se iba a ir de vacaciones pensamos que iba a ver más consumo, sin embrago, en diciembre del 2020 se vendió un 40 por ciento menos que diciembre del 2019”.
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Sobre los nuevos anuncios y limitaciones que implementó el gobernador Omar Perotti el comerciante agregó que “con las restricciones de invierno estamos muy complicados; cerraron muchos bares chicos o de tipo bar americano en los barrios y en el centro de Rosario los bares tienen una problemática estructural: tienen un horario que no los perjudica pero la gente se retiró, no hay demanda".
"Muchas empresas e instituciones de la zona céntrica no volvieron porque siguen con el teletrabajo. Vemos cómo cerró Falabella, ahora se va Garbarino, todo lo que es el bandejeo de los bares de esas van cayendo. El cumplimiento de protocolos de nuestra entidad es prácticamente total, está probado que en nuestra actividad no se ha propagado el virus. Tenemos que buscar un equilibrio entre seguir trabajando y que la población se cuide”, concluyó.
sb / ds