Ocho días después de afirmar que "el coronavirus es una fantasía alimentada por los grandes medios de comunicación", el presidente Jair Bolsonaro apareció este miércoles 18 de marzo junto a varios ministros en una conferencia de prensa, todos con barbijos, acuciados por la duplicación de contagios confirmados en Brasil, además de la cuarta muerte provocada por la pandemia.
Bolsonaro reveló que otros dos de sus ministros dieron positivo a la infección con coronavirus, además del titular del Senado brasileño, que otros dos de sus ministros dieron positivo, además del titular del Senado, Davi Alcolumbre. Los casos confirmados pasaron de 372 a 428, con 4 muertos, en un día que casi duplicó el nímero de casos conocidos en la jornada anterior.
La actuación del mandatario frente a la pandemia divide al país y este miércoles se produjeron en varias ciudades "cacerolazos" y"ventanazos" de protesta, cuestionando la escasa respuesta del gobierno ante los primeros avances de la pandemica. Esas protestas se hicieron oír con mayor fuerza en las ciudades de San Pablo, Río de Janeiro, Brasilia, Salvador, Fortaleza, Natal, Belo Horizonte y Porto Alegre.
Las manifestaciones ocurrieron en medio de la cuarentena autoimpuesta por miles de ciudadanos ante la falta de respuesta del gobierno federal al respecto hasta este miércoles, cuando Bolsonaro anunció la conformación de un comité de crisis y otras medidas económicas para tratar de detener lo que ya parece un aluvión de la pandemia imparable.
Bolsonaro montó una suerte de show para reseñar las medidas anticíclicas por la crisis que ya se avecinan en el principal socio de la Argentina, pero insistió en elogiar la tarea de su gobierno y señaló que "le está ganando por goleada al coronavirus". En San Pablo, el gobierno del estado homónimo informó este miercoles en un comunicado que dos personas, de 65 y 80 años, murieron en el Hospital Santa Maggiore, de la prepaga Prevent Senior, destinada a la tercera edad, el mismo lugar donde falleció el portero de 62 años el día 16, el primer deceso por Covid-19 en Brasil.
Pasada la media tarde, las autoridades confirmaron que un cuarto enfermo, un hombre de 83 años murió por coronavirus en Jundiaí, a 60 kilómetros de la capital paulista.
A lado de Bolsonaro, el ministro de Economía, Paulo Guedes, anunció un paquete de medidas de 3.000 millones de dólares destinadas a darles el equivalente a unos 41 dólares mensuales por tres meses a los desocupados, a los que el ministro llamó como trabajadores informales que "venden coco en la playa, gaseosa en la cancha o son 'cuidacoches' o conducen Uber". Son 38 millones de personas en esa situación: la cuarentena sin red social.
Bolsonaro contestó ocho preguntas sobre la pandemia, negó que haya inacción del gobierno federal y destacó que en Río de Janeiro se realizarán patrullajes en las playas para evitar aglomeraciones. En San Pablo se recomendó el cierre de más de un centenar de shoppings en la región metropolitana de la mayor urbe de Sudamérica y pidió que abran solamente farmacias y mercados.
Bolsonaro defendió haber tocado a más de 200 manifestantes el domingo que fueron a apoyarlo a la casa de gobierno: "Nunca voy a alejarme de mi pueblo". Precisamente al inicio de la conferencia confirmó que otros dos de sus ministros que fueron parte de la comitiva a Estados Unidos tienen coronavirus: el jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, general retirado Augusto Heleno, y el titular de Minas y Energía, almirante Bento Albuquerque.
Además de informar sobre dos nuevos casos en su entorno cercano, Bolsonaro anunció ante la prensa que enviará al Congreso un proyecto para declarar la calamidad pública para ampliar el gasto público y el déficit fiscal este año. Este excedente le permitiría, dijo, tomar medidas económicas para paliar las consecuencias del coronavirus.
Noche de cacerolazos
Mientras tanto, por la tarde y la noche se escucharon con fuerza las protestas contra Bolsonaro en numerosos edificios de las grandes ciudades.
El presidente también convocó a participar a los líderes del Congreso y del Supremo Tribunal Federal, pese a que el domingo pasado apoyó una manifestación convocada por la extrema derecha oficialista para derrocarlos. Pese a los crecientes rumores sobre su salud, el presidente volvió a recalcar esta noche que un segundo test le había dado negativo de coronavirus, aunque nuevamente no mostró certificados.
Bolsonaro pareció empezar a apuntar, tal como ya hizo Donald Trump, contra China, país donde surgió por primera vez el virus. El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente y jefe de la Comisión de Relaciones Exteriores acusó a China de haber diseminado el virus, en el marco del cambio de tono lanzado contra el coronavirus por varios países aliados de Estados Unidos.
Los cacerolazos comenzaron cuando Bolsonaro hablaba por televisión enviando al Congreso un pedido para establecer el "estado de calamidad", que permite al gobierno ampliar el gasto público y el déficit fiscal. Luego de las protestas que duraron más de una hora, llegó la voz de los bolsonaristas convocados por el propio presidente a hacer un cacerolazo a partir de las 21, aunque con duración menor bajo el lema "Fuera Izquierda" y "Fica Mito" (quédate mito).
El gobierno brasileño prepara una ordenanza que permitirá a las empresas recortar la jornada laboral y los salarios de sus empleados, para enfrentar la crisis provocada por la pandemia de coronavirus, informó este miércoles el ministerio de Economía.
La ordenanza (Medida Provisoria), que cuando sea promulgada tendrá efecto inmediato pero que debe ser convalidada en un plazo de 45 días por el Congreso, prevé una "reducción proporcional de salarios y de la jornada laboral", entre otras iniciativas. "No es sencillo, pero la idea es preservar el empleo. Mucho más grave, delante de una crisis como esta, es perder el empleo y sobrevivir sin salario", dijo en una rueda de prensa en Brasilia el secretario especial de Previdencia y Trabajo, Bruno Bianco.