Santa Cruz había logrado habilitar la gran mayoría de sus actividades pero tuvo que retroceder por un rebrote de coronavirus. Hasta ahora, estaban permitidas las reuniones sociales y familiares hasta 10 personas; los comercios estaban abiertos en todos los rubros hasta la medianoche incluyendo restaurantes, pubs y confiterías; las actividades al aire libre podían desarrollarse sin restricciones; y después de 32 días sin nuevos casos y con la curva de contagios en cero, estuvo a un paso de habilitar el turismo interno, impulsando la apertura de hoteles, el transporte de pasajeros de larga distancia y los viajes dentro de la provincia sin permiso de circulación.
Éstas últimas medidas quedaron suspendidas. ¿El motivo? En menos de 5 días, la capital provincial, Río Gallegos, pasó de 4 a 142 casos positivos de coronavirus y encendió alarmas. De hecho, en toda la provincia de Santa Cruz, hay 147 casos activos (a los de Gallegos se suman 4 en El Calafate y 1 en Caleta Olivia).
¿Qué pasó?. El Gobierno provincial, que conduce Alicia Kirchner, se relajó en los retenes de control de acceso a las ciudades, y esto terminó generando dos focos de contagio sobre los cuales se presume, fueron los que finalmente detonaron esta disparada de nuevos casos.
El primero de ellos, 4 operarios de una empresa de telecomunicaciones que llegaron a Río Gallegos en un vehículo desde Buenos Aires, para realizar un trabajo sobre una antena de Gendarmería Nacional. Al firmar la declaración jurada en la Subcomisaría de Güer Aike (en el acceso a Río Gallegos por Ruta Nacional N° 3), se comprometían a realizar los 14 días de cuarentena.
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No lo cumplieron y a los pocos días terminaron en el Hospital Regional, todos con coronavirus. El segundo, un chofer de una empresa de Correo, un camionero que tras regresar de Tierra del Fuego, también firmó una declaración jurada para entrar a la ciudad.
A los tres días de haber ingresado, hizo una fiesta para celebrar su cumpleaños junto a su familia y amigos. Terminó presentando síntomas en menos de una semana, y tras el hisopado se confirmó que también era un paciente con COVID-19.
El control policial y sanitario que depende de la provincia en el acceso a Río Gallegos, jamás les informó a las autoridades del Municipio sobre esos ingresos. De hecho tampoco le informa de manera rutinaria, el listado de quiénes ingresan y el domicilio donde realizarán los 14 días de cuarentena. Esto generó un chisporroteo político entre las autoridades del Ministerio de Salud y de Seguridad, con el intendente Pablo Grasso.
Tras los nuevos casos, en una reunión de la Junta Municipal de Protección Civil, todos los funcionarios de la Municipalidad criticaron y cuestionaron a la provincia por no informar periódicamente sobre quiénes ingresaban a la ciudad. No fue el primer cortocircuito: Tras los operativos de repatriación de santacruceños por vía terrestre y aérea realizados durante mayo y junio, la Secretaría de Coordinación del Municipio denunció que nadie controlaba si efectivamente, los viajeros traídos de regreso, estaban realizando la cuarentena en sus hogares y que sólo se realizaban llamados por celular, sin certificar que los ciudadanos estuvieran realmente aislados.
Si bien la provincia y el Municipio de Río Gallegos en Santa Cruz pertenecen al mismo espacio político (Alicia Kirchner y Pablo Grasso se impusieron en provincia y Municipio por el Frente de Todos PJ), la forma de trabajo en torno a la pandemia, marcó las diferencias.
A pesar de los 142 nuevos casos confirmados en Río Gallegos, el gobierno de Alicia Kirchner decidió no ir para atrás en ninguna actividad. Mientras en otras ciudades del país, ante la aparición de un rebrote de casos, sus autoridades resolvieron regresar a una fase anterior como medida preventiva, en Santa Cruz mediante dos decretos, sólo se pidió “profundizar las medidas de prevención y control”.
Grasso tomó otro camino, anunciando medidas que se parecen bastante a cuando la ciudad estaba en fase de aislamiento social, preventivo y obligatorio: suspendió el trabajo presencial en todas las áreas administrativas del Municipio; limitó nuevamente el horario de funcionamiento de los comercios y oficinas de 9 a 20 horas únicamente; fijó las compras en supermercados según terminación de DNI par o impar; y prohibió el funcionamiento de pubs y cervecerías hasta fines de mes.
En el entorno del intendente aseguraron a PERFIL que si es necesario y si siguen avanzando los casos, las autorizaciones de reuniones sociales y familiares será el próximo paso, e incluso revisar si se vuelven a prohibir algunos rubros comerciales no indispensables. Sostienen que el jefe comunal adelantó en una reunión con su gabinete que “se tomarán las decisiones que sean necesarias” para evitar el crecimiento de la curva de contagios, con o sin la autorización de la provincia.
El director médico del Hospital Regional de Río Gallegos, Dr. Javier Lerena, aseguró que más allá de la cantidad de casos que aparecieron; “no se irá para atrás en la medida en que se pueda controlar” y que la situación sobre la cantidad de camas en el nosocomio “no está comprometida”.
Hoy, el Ministro de Salud, Dr. Juan Carlos Nadalich mostró su preocupación al sostener “cada uno de los positivos está contagiando a más de 10 personas” y sostuvo “esto implica que no se trata de un problema de lo que pasa en los negocios, de los que pasa en el taxi o en la calle. Es un problema de las conductas que estamos teniendo en el interior de nuestras casas, cuando nos juntamos con familias y amigos, y en el ámbito laboral”.
Nadalich admitió que de continuar avanzando la situación se analiza la posibilidad de restringir la circulación y los horarios para evitar que continúen los contagios. “Estamos a un paso de cerrar todo lo que habíamos habilitado” remarcó. El temor mayor es indiscutible: confirmar finalmente que hay circulación local del virus.
La vida “casi normal” que venían disfrutando los santacruceños, hoy se convirtió en total preocupación. Varios Ministerios, el Superior Tribunal de Justicia y organismos de la administración pública están evaluando volver a cerrar sus puertas para evitar por unos días, el movimiento innecesario del personal. Y si bien este lunes comienza el receso invernal en la provincia, la misma gente ha decidido limitar al máximo los movimientos y encuentros innecesarios.
Fue un combo lapidario: la irresponsabilidad personal sumada a la falta de efectivos controles, una combinación trágica que hoy imprime un escenario sanitario totalmente distinto en una provincia que parecía bendecida frente a la realidad que mostraban otros distritos del país ante la pandemia.
La mayoría del resto de las localidades santacruceñas han cerrado sus fronteras al ingreso de riogalleguenses, una medida que aunque drástica, refleja claramente que el resto de la geografía provincial no quiere seguir los pasos de la capital, ni mucho menos, poner en riesgo a las pequeñas poblaciones que incluso, en algunos casos, nunca tuvieron casos de coronavirus. Solo resta ahora ver cómo avanzará el “brote en conglomerado” según el análisis de sanidad.
RT/MC