Tras el volcánico sábado vivido en Recoleta, la vicepresidenta Cristina Kirchner salió de su casa este domingo 28 de agosto pasadas las 13, pero en medio de un ambiente claramente más tranquilo y el motivo también era agradable: se iba a almorzar con su hija Florencia. Luego, la exmandataria retornó a su casa cerca de las 20 donde la seguían esperando sus seguidores a quienes volvió a saludar.
Al salir de su departamento, la exmandataria saludó a los pocos seguidores que la esperaban afuera desde temprano y se dirigió en su auto a la plaza Montevideo, con su vehículo seguido por un grupo pequeño de manifestantes. Toda la zona mostraba, vale decirlo, un panorama de absoluta tranquilidad, sin más efectivos policiales que los habituales.
Con el correr de las horas se fueron sumando más militantes kirchneristas en la esquina de Juncal y Uruguay de la Ciudad de Buenos Aires a la espera del regreso de la vicepresidenta a su domicilio, quien arribó cerca de las 20 acompañada por su custodia y se acercó a saludar a sus seguidores que la aguardaban desde temprano en el lugar.
Entre insultos y empujones, la Policía de la Ciudad no dejó pasar a Máximo a ver a Cristina
La calma de este domingo seguía al triste sábado que abundó en violencia y enfrentamientos, tras la tensión producto del vallado que colocó el Gobierno de la Ciudad, con choques entre la Policía porteña y los manifestantes. Por suerte todo terminó sin heridos graves, y por la noche Cristina sobre un escenario improvisado pidió a sus seguidores que "fueran a descansar".
Desde que los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola pidieron una pena de 12 años de prisión para la vicepresidenta el pasado lunes 22 de agosto, se produjo un vigilia de militantes K que se instaló en los alrededores de su departamento en Recoleta para demostrarle su apoyo.
Apenas unas decenas de militantes y domingo todavía en calma en Recoleta
Sin embargo, cinco días después, tras quejas y denuncias por parte de los vecinos, la administración de Horacio Rodríguez Larreta decidió vallar la zona, lo que desató la ira de los manifestantes y produjo graves disturbios.
De esta forma, este domingo los ánimos amanecieron más calmados, el vallado metálico fue retirado y los uniformados se marcharon. A su vez, un grupo de aproximadamente dos decenas de personas continúa instalado en el lugar brindándole su apoyo a la vicepresidenta.
AS / HB / ED