El dramático caso que terminó con la vida de la periodista y legisladora Débora Pérez Volpin puso bajo la lupa social y judicial al Sanatorio de La Trinidad. Desde el nosocomio se han manejado con hermetismo, al punto que el breve comunicado difundido algunas horas después de la muerte de Pérez Volpin durante el transcurso de una endoscopia fue lacónico, limitándose a señalar que la periodista había muerto por un paro cardio-respiratorio. Sin embargo, fuentes de La Trinidad citadas por Clarin señalaron anoche que el cuadro de salud con el que la periodista llegó al nosocomio "era complejo", y que tenía hepatitis, derrames de líquido en el abdomen, ictericia e hipertensión portal.
Con esa postura, el sanatorio del barrio de Palermo empezó a a esbozar los puntos que sustentarán su estrategia legal, sosteniendo que la periodista no estaba en el buen estado de salud del que habla su familia. Ya el viernes por la tarde, el Sanatorio de La Trinidad había destacado que el aparato utilizado en la fatal endoscopia a Débora Pérez Volpin funcionaba con normalidad. Sin embargo, también este viernes se informó que la endoscopia a Pérez Volpin no había sido grabada en video, tal como se hace de manera habitual en ese tipo de estudios, lo que abrió otro halo de suspicacias sobre el tema.
Desde el sanatorio defendieron la tarea del médico encargado del estudio, elogiando su nivel profesional y su experiencia, afirmando además que la periodista tenía fuertes dolores abdominales y de cintura desde hacia tres semanas, lo que había derivado en que fuera atendida en forma ambulatoria, pero siempre dentro de un panorama "complejo".
Ell centro médico pidió que se investiguen las lesiones halladas en el estómago de Pérez Volpin, argumentando no pueden haber sido hechas por el aparato utilizado en la endoscopia "que tiene goma en la punta".