Días después del fallecimiento del Papa Emérito Benedicto XVI y luego de que cerca de 200 mil personas lo despidieran en la capilla ardiente, se recordó parte del “testamento espiritual” que dejó escrito en 2016, en el que hace un balance de su vida como religioso.
En el escrito, que data del 29 de agosto del 2016, Joseph Ratzinger habla de los momentos difíciles que transitó y asegura que incluso esas vicisitudes lo ayudaron a salir adelante.
“Si en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás, hacia las décadas que he vivido, veo en primer lugar cuántas razones tengo para dar gracias. Ante todo, doy gracias a Dios mismo, dador de todo bien, que me ha dado la vida y me ha guiado en diversos momentos de confusión; siempre me ha levantado cuando empezaba a resbalar y siempre me ha devuelto la luz de su semblante”, dice el testimonio, publicado en la última edición de L´Osservatore Romano.
En ese marco, continúa: “En retrospectiva, veo y comprendo que incluso los tramos oscuros y agotadores de este camino fueron para mi salvación y que fue en ellos donde él me guió bien”.
"Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es verdaderamente su cuerpo", sostiene el Papa Emérito.
En otro pasaje de la transcripción, Benedicto le pide a los fieles que recen por él para que, pese a “sus pecados y defectos” pueda descansar en paz: "Por último, pido humildemente: recen por mí, para que el Señor, a pesar de todos mis pecados y defectos, me reciba en la morada eterna. A todos los que me han sido confiados, van mis oraciones de todo corazón, día a día”.
AG / MCP