En un año que nos quitó tanto sobre la Tierra, el ciclo 2020 se cierra al fin con un cielo más generoso que nunca. Hoy nos regaló un increíble eclipse solar y pasado mañana, la esfera celeste nos permitirá ver un hecho histórico: la "Gran Conjunción", más comúnmente conocido como “La estrella de Belén”.
Para la ciencia será el momento en que Júpiter y Saturno se aproximen tanto que estarán apenas a "una décima de grado de distancia", según la estimación de Planetario Adler de Chicago, en el estado de Texas.
Para la cultura popular, en cambio, es la repetición de un fenómeno astral muy desusado que se dio por última vez el 4 de marzo de 1226: la “unión” de dos estrellas para formar la misma mega estrella que guió a los Reyes Magos en su viaje hacia el punto en que había nacido Jesús.
Se trata de un fenómeno físico y también óptico que permite ver casi como un único astro de increíble brillo y volumen al mayor planeta del sistema solar, Júpiter, y “al lado”, al segundo, Saturno, con sus anillos gaseosos visibles incluso desde la Tierra.
Ambos son parecidos en algún sentido, son puro gas, compuestos principalmente por hidrógeno y helio. Es decir, jamás podría pensarse en “aterrizar” en ellos.
Vigilado por muchas lunas, hasta 1781 se creía que Saturno era el último planeta del sistema solar, pero luego se descubrió que le seguía Urano.
La NASA de todos modos aclara que aunque Júpiter y Saturno vayan a verse casi pegados en realidad “estarán separados por cientos de millones de kilómetros".
El fenómeno será visible a partir del 16 de diciembre, pero el mejor momento de observación será entre el 20 y 22 de diciembre. El horario más favorable para la observación será durante el atardecer, sobre el suroeste del horizonte. De noche, las luces de la ciudad pueden confundir.
Si se desea mayor precisión en el mapa astral, existe una aplicación gratuita para IOS y Android, SkySafari, que determina nuestras coordenadas en la Tierra y luego orienta dónde dirigir la mirada. El fenómeno será visible a simple vista, si no llueve. Con binoculares o telescopio se obtendrán detalles y con una óptica de 150 aumentos, se verán incluso los anillos de Saturno.
La ciencia dató el fenómeno bíblico el 17 de abril del año 6 a. C. Cuando los Reyes de Oriente dieron con Jesús, ya era un bebé de ocho meses.
Ya el Evangelio de San Mateo dejó registro de este fenómeno, cuando citaba: “Nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: ‘¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en el Este y hemos venido a adorarlo (…) Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en el este iba delante de ellos, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.
Por eso se bautizó el fenómeno astronómico como “Estrella de Belén”.
Belén se ubica 10 kilómetros al sur de Jerusalén y la descripción del evangelista hace pensar que la estrella se hizo visible hacia el Sur.
Las órbitas de ambos planetas no se aproximarán hasta el año 2080.