Finalmente, sin aviso ni consulta previa con los principales jugadores del sector y en medio de fuertes sospechas de irregularidades en la construcción del gasoducto Néstor Kirchner (investigación que la Justicia cerró en un trámite hiperveloz), el ministro Martín Guzmán lanzó la segmentación para las tarifas de luz y gas.
Lo hizo únicamente con la firma de los propios y sin las de los cristinistas, Federico Basualdo y Federico Bernal (los “BB”), Guzmán se había ocupado de quitarles la lapicera en un decreto previo tal como había adelantado PERFIL. Tampoco segmentó con el esquema que proponía el cristinismo. Lo hizo con un régimen de segmentación de subsidios residenciales de los servicios públicos de electricidad y gas, por el cual el 10% de los usuarios con mayor capacidad de pago dejarán de recibir subsidios a las tarifas. Sin embargo, estarían apuntando a un universo mayor y a una suba que podría orillar hasta cinco veces el pago actual porque también aumenta el costo de la energía y al que sobre todo le aumenta es al Gobierno.
Quieren el destino y los laberintos del poder y la gestión que, justamente, Basualdo y Bernal (los responsables del ENRE y del Energas) deberán ser quienes escriban los instructivos para que esos aumentos y excepciones lleguen efectivamente a las boletas que deberán emitir en cuestión de horas las compañías que llevan la luz y el gas a los hogares.
Ahora le critican a Guzmán que se apuró a usar la lapicera para segmentar a pedido del Fondo Monetario y su excesiva precisión para reducir los subsidios en pos de preservar la salud de la reservas del Banco Central que deberá exponer su robustez en la próxima revisión del FMI.
El esquema que finalmente eligió Economía, se supone, esquivaría las medidas cautelares que desde el propio Gobierno fogonearían algunos sectores. Así lo ven desde el Palacio de Hacienda.
Sin embargo, quienes lo miran desde la vereda de enfrente creen exactamente lo contrario y vislumbran judicialización y final incierto para ese capítulo.
Lo cierto es que las suba golpearán en los bolsillos en momentos en que la inflación no logra perforar el 5% mensual y todos lo culpan a Guzmán de ese fenómeno. De hecho, el Gobierno elevó la proyección de inflación para 2022 a un rango entre 52% y 62%, lo que representa un alza de 14 puntos respecto de lo firmado en el acuerdo con el FMI. En los pasillos del Palacio de Hacienda admiten que aun esta nueva meta sería “ambiciosa”.
También, el equipo económico admitió que habrá una flexibilización de las metas firmadas con el FMI para el segundo y tercer trimestre pero manteniendo los objetivos anuales de déficit primario de 2,5%, la acumulación de US$ 5 mil 800 millones de reservas y una asistencia monetaria de 1% del PBI.
El Gobierno elevó la meta de inflación para este año a 62% y creen que es “ambiciosa”
Los precios mayoristas registraron en mayo un aumento del 5,2%, respecto de abril. Los precios mayoristas se ubicaron en mayo levemente por debajo de la inflación del mes del 5,1%, pero aumentan un 28,7% en el año y un 54,8 en los últimos doce meses.
También esta semana, el directorio del Banco Central elevó en 300 puntos básicos la tasa de interés nominal anual de las Letras de Liquidez (Leliq) a 28 días, pasando de 49% a 52%. Desde el Banco Central entienden que “los datos de mayo confirmaron la desaceleración en la inflación que se había iniciado en abril, con una significativa baja en la categoría núcleo”, y expresan que esperan que los registros de inflación mensuales continúen descendiendo.
Lo cierto es que desde la autoridad monetaria muñequean las tasas para contener la inflación que desde el Palacio de Hacienda no logran encorsetar. Todos miran al ministro como el “señor inflación” y quieren que salga a explicar la suba de los precios y el impacto que tendrá la eliminación de los subsidios en las tarifas. Desde el BCRA, que conduce Miguel Pesce, preferirían tasas inflacionarias menores desde noviembre pasado para salir a comprar dólares y fortalecer las reservas en lugar de tener que intervenir para contener el dólar a medida que el Riesgo País se dispara.
Esta semana, además, el equipo económico buscó aire con la asunción de Daniel Scioli en el Ministerio de Producción. Hasta ahora el tándem Scioli/Guzmán funcionó en buena sintonía para resolver por ejemplo los acuerdos energéticos con Brasil. Habrá que ver ahora si en el devenir de la gestión, el ministro sigue encontrando en el ex embajador un aliado o si el clima seguirá frío a su alrededor.