La Madre de Plaza de Mayo Rosa Aloy de Camarotti murió este jueves 4 de agosto. La vida de la activista por los derechos humanos cambió rotundamente tras el secuestro de su hijo durante la última dictadura militar, lo que la impulsó a la histórica plaza en búsqueda de respuestas y luego a dedicar su longeva vida a la búsqueda de los detenidos-desaparecidos.
"Anoche tuvimos la peor noticia que podíamos tener: nos dejó, se cansó de vivir, Rosita Aloy de Camarotti. Era dulce, muy buena compañera, siempre estaba dispuesta a cuidar a los enfermos, a ir a verlos, atenderlos, y amaba la Plaza", anunciaron desde Madres de Plaza de Mayo.
"Aparición con vida y castigo a los culpables". Hasta su último suspiro, de Camarotti alzó la bandera de los 30.000 desaparecidos en línea con la consigna sostenida por la Asociación Madres de Plaza de Mayo, que posteriormente causó la escisión de la agrupación y dio origen a las Madres Línea Fundadora.
La vida de Rosa Aloy de Camarotti
Aloy de Camarotti nació en 1928 y se radicó en el partido bonaerense de Lomas de Zamora, donde vivió desde sus 26 años. "Lamentamos el fallecimiento de Rosita de Camarotti, Madre de Plaza de Mayo, ejemplo de lucha y militancia por la memoria, la verdad y la justicia", indicaron desde la cuenta de Twitter del municipio al conocerse la noticia del deceso de la vecina ilustre.
Su casa en la calle Riobamba de la localidad de Temperley, en el sur del Gran Buenos Aires, se convirtió en una especie de templo que no solo cobijó a su familia sino que fue el lugar donde ocurrió el fatídico hecho que provocó un giro de 180 grados en la vida de la activista.
Corrían los años de la dictadura cívico-militar (1976-1983), cuando la primera y más sangrienta Junta Militar liderada por Jorge Rafael Videla montó un aparato de represión ilegal y torturas con más de 300 centros clandestinos de detención a lo largo y ancho del país.
En ese contexto, el 18 de mayo de 1978 fuerzas de seguridad secuestraron Osvaldo Daniel Camarotti en su casa familiar. Así lo describió su mamá, que, al igual que otras Madres, recuerdan con gran nivel de detalle el momento de la irrupción de los efectivos. "Se lo llevaron a él y a un amigo. Nos dijeron que lo trasladaban por drogas a la ciudad de La Plata y que no nos moviéramos por 15 minutos", contó Rosa de Camarotti rememorando aquel momento, en una entrevista con el portal Cordón, de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Según su relato, ese mismo día comenzó su peregrinaje para conocer el paradero de su hijo. Junto a su familia se dirigió a la la comisaría de Villa Galicia y a distintas dependencias públicas también de la Capital Federal. En el proceso se topó con otras mujeres con reclamos similares al suyo.
"Eran sobre todo, mujeres que estaban en la misma situación, buscando a sus hijos. Y así fueron pasando los meses", recordó. En ese momento, y sin buscarlo, la mujer inició un camino de lucha por los derechos humanos que no acabaría nunca: se convirtió en una madre de Plaza de Mayo.
De Lomas a la Casa Rosada
Rosa se sumó al grupo de mujeres que desafiaron al gobierno militar a través de sus palabras y reclamos para exigir información sobre el paradero de sus hijos. Contó la mujer que las movilizaciones se concentraron primero ante la sede del Ministerio del Interior en la Casa Rosada, donde estaba en aquel entonces.
"Ahí, nos decían que no tenían novedades, que nos fuéramos. Y nos fuimos juntando enfrente, en la Plaza de Mayo. Como había estado de sitio, vino un policía y nos pidió que circuláramos. Primero, éramos muy poquitas, seis o siete. Pero a medida que iban pasando los días, ese número iba aumentando, se iban agregando más mujeres que buscaban a sus hijos", señaló de Camarotti.
A pesar de la falta de respuestas y el miedo, el grupo de mujeres encontró fuerzas en la unión luego de conformar la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, un momento en el que el dolor las trascendió y tomó entidad política propia. "Ahí, ya aprendimos a pedir no sólo por nuestros hijos, sino por los 30.000. Eran trabajadores, estudiantes, universitarios, escritores, artistas; no dejaron nada quieto, toda persona que quería manifestarse o pedir por sus derechos era secuestrada y desaparecida", relató.
Desde entonces, bajo el símbolo del pañuelo blanco en su cabeza con la inscripción "Osvaldo", Rosa dedicó su vida a la búsqueda de los desaparecidos-detenidos. Lo hizo en el marco de Madres de Plaza de Mayo bajo la órbita de Hebe de Bonafini.
Hace 45 años, las Madres de Plaza de Mayo comenzaron a caminar
"Hasta la memoria, siempre"
"Hay que recordarles a ellos y recordar lo que hemos hecho, la aparición con vida tantas veces y con tanta fuerza. '¡Ahora resulta indispensable ahora aparición con vida y castigo a los culpables!'", cantaba Rosa en una de sus últimas apariciones.
Su cercanía a la líder de la agrupación original, Hebe de Bonafini, quedó plasmada en el video de despedida de una mujer que dedicó su vida a la búsqueda de la verdad, memoria y sobre todo, justicia. "Es lo único que me salva, –me decía– la Plaza, la Plaza", dijo Bonafini con la voz casi quebrada por la partida de su compañera. "Y va a estar ahí, porque pidió que la cremaran y, como todas las Madres, que sus cenizas estén donde estamos siempre: en la Plaza", cerró.
"¡Hasta la memoria siempre Rosa de Camarotti!", fue el mensaje de la agrupación H.I.J.O.S para despedir a Rosa, cuyo legado ya es historia.
cd / ds