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Efemérides: 20 de julio de 1944

Operación Valquiria: la cinematográfica historia del atentado fallido contra Hitler

El coronel Von Stauffenberg encabezó una conspiración interna para asesinar al Führer un 20 de julio de 1944. Logró poner una bomba al lado del líder nazi, pero una mesa lo protegió y salió ileso. El militar rebelde terminó condenado al pelotón de fusilamiento.

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un grupo de militares alemanes comandados por Claus von Stauffenberg intentan asesinar a Adolf Hitler | Twitter

Las Fuerzas Aliadas comenzaban a doblegar a Alemania en la Segunda Guerra Mundial y algunos militares nazis empezaban a cuestionar a Adolf Hitler. En ese marco, en 1944, viendo que iba a ser imposible continuar con el combate ante los Aliados, un grupo de oficiales del ejército alemán intentó acabar con la guerra un año antes al llevar adelante un atentado contra el Führer, pero algunos errores en el plan terminaron condenando a esos "rebeldes" al pelotón de fusilamiento.

El plan fue conocido como "Operación Valquiria", mismo nombre de la famosa película que rememora el caso protagonizada por Tom Cruise en la piel del coronel conde Claus Schenk von Stauffenberg, el impulsor de esta revuelta contra Hitler.

Von Stauffenberg trabajaba en funciones burocráticas debido a que perdió el ojo izquierdo, parte del brazo derecho y dos dedos de la mano izquierda en una misión en Afrika Korps (una fuerza militar alemana enviada al norte de África), cuando su vehículo fue atacado por un cazabombardero británico en Túnez. Tras el incidente en África, el coronel quedó bajo el mando del general Friedrich Olbricht, quien también era un conspiracionista.

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La mesa que increíblemente terminó salvando la vida de Hitler.

Al principio, era una seguidor del Führer, pero con el correr de la guerra, y viendo que Alemania seguía perdiendo terreno, Von Stauffenberg y los opositores veían a Hitler como un peligro para su país. Creía que una élite intelectual debería dirigir a Alemania y construir una "democracia a la alemana". De todas maneras, historiadores aseguran que tenía una mirada elitista y antipluralista.

Von Stauffenberg necesitaba que los opositores a Hitler se unieran y se arriesgaran al 100% para que el plan de asesinar al Führer pueda llegar a tener éxito. Según su estrategia, esperaba que tras el atentado, la población alemana pueda formar un gobierno, aunque los militares se iban hacer cargo del control del Reich.

La Operación Valquiria ya existía, pero Von Stauffenberg quería manipularlo para que en lugar de que el Ejército de Reserva tenga que reprimir a los trabajadores, manejar a esas tropas para que neutralicen a los seguidores del Hitler como la SS y la Gestapo.

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"Puesto que los generales no han hecho nada hasta ahora, tendrán que entrar en acción los coroneles", habría expresado el impulsor del plan, que en el momento del ataque tenía 36 años, debido a que sus jefes no se definían sobre el ataque.

Finalmente, el 20 de julio de 1944 se llevó adelante el atentado en la "Guarida del Lobo", uno de los refugios subterráneos de Hitler en un bosque de Prusia. Sin embargo, a último momento la reunión se cambió y se realizó en una casa en la superficie. Allí, los principales militares alemanes debatían los problemas que tenían en la guerra. En un momento, Von Stauffenberg ingresó al lugar junto al teniente Werner von Haeften y se sentó junto al Führer diciendo que no escuchaba bien por problemas de sordera.

En su maletín, el coronel había preparado dos explosivos, pero sólo había logrado activar uno de ellos por el apuro. El temporizador estaba puesto en 10 minutos. En un momento, Von Stauffenberg abandonó el lugar en el que había unas 25 personas con la excusa de una llamada urgente y con su ayudante escaparon en un vehículo oficial para viajar a Berlín y organizar el nuevo estado alemán.

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El coronel conde Claus Schenk von Stauffenberg tenía apenas 36 años al momento del atentado.

El explosivo estalló a las 12:42. Convencido del asesinato, el coronel siguió con su plan: el general Fritz Erich Fellgiebel, jefe de la oficina de cifrado, bloqueó las comunicaciones, pero antes se había recibido un mensaje confuso. Esto provocó que los conspiradores duden de que el ataque se haya concretado y decidieron esperar a que llegara Von Stauffenberg. Esta demora hizo perder un tiempo valioso para el golpe. Luego, el jefe de la oficina de cifrado decidió restablecer las comunicaciones.

Lo cierto es que mientras Von Stauffenberg creía que había asesinado a Hitler, éste estaba prácticamente ileso. Al salir el coronel, un militar movió el maletín (algunos dicen accidentalmente) con el explosivo hacia la gruesa pata de madera de la mesa, que increíblemente sirvió de pantalla y le salvó la vida al Führer debido a que la onda expansiva de la explosión fue hacia el sector opuesto, lo que terminó matando a cuatro militares y algunos otros resultaron heridos.

Otras versiones indican que Hitler estaba parada mirando mapas y la propia mesa -de roble y muy gruesa- lo protegió de la explosión, que claramente no tenía la potencia necesaria. Además, afirman que como las ventanas estaba abiertas por el calor que hacía, la explosión se disipó.

En un primer momento, creyeron que había sido una bomba arrojada por un avión, pero minutos después todas las sospechas estaban puestas en Von Stauffenberg ya que había huido del lugar justo a tiempo.

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Pese a que ya sabía de que Hitler continuaba con vida, Von Stauffenberg intentó seguir a toda costa con su plan. Sin embargo, luego de que el ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, anunció que el Führer seguía vivo, toda la operación se derrumbó.

Los principales conspiradores fueron fusilados esa misma noche. Stauffenberg murió al grito de "¡Viva la Sagrada Alemania!". Luego, también persiguieron y fusilaron durante los siguientes meses a cientos de rebeldes. Se estima que al menos participaron unas 500 personas de la conspiración.

Tras el atentado, Hitler visitó el lugar junto al dictador italiano Benito Mussolini, al que sentado en un cajón de madera, le contó: "Aquí fue. Aquí, junto a esta mesa, estaba yo de pie. Así me hallaba, con el brazo derecho apoyado en la mesa, mirando el mapa, cuando de pronto el tablero de la mesa fue lanzado contra mí y me empujó hacia arriba el brazo derecho. Aquí, a mis propios pies, estalló la bomba. Después de librarme hoy de este peligro de muerte tan inmediato, estoy más convencido que nunca que mi destino consiste en llevar a cabo felizmente nuestra gran causa común".

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El atentado se realizó en la "Guarida del Lobo", uno de los refugios subterráneos de Hitler en un bosque de Prusia.

La Operación Valquiria fue tan importante que hasta Angela Merkel recordó en varias oportunidades a los militares que en aquel momento trataron de derribar al nazismo desde adentro.

"Todavía hoy, persiste una incomprensión y malestar con respecto al atentado. No hay obediencia incondicional, sino que cada uno debe actuar de acuerdo con su conciencia. Hay momentos en los que la desobediencia puede ser un deber. Nos recuerdan que debemos ser vigilante. Nos recuerdan que debemos combatir con resolución la extrema derecha, el antisemitismo y el racismo", fueron las palabras que la canciller alemana pronunció en honor a Claus Schenk von Stauffenberg.

El recuerdo del hijo de Von Stauffenberg

Berthold Schenk Graf Von Stauffenberg fue entrevistado en 2014 por la BBC, que en ese momento tenía 80 años, recordó a su padre: "Todo el mundo dice que mi padre era muy guapo: cabello oscuro y ligeramente ondulado, ojos azules, alto. Era un hombre muy alegre, solía reír mucho y pensamos que era absolutamente maravilloso".

"Las heridas eran tan comunes en ese momento y haber perdido un brazo y un ojo, era bastante normal. Fue realmente un alivio que estuviera vivo", expresó sobre el incidente en África.

En cuanto a las diferencias con el Führer, dijo: "Estaba desencantado con las capacidades estratégicas de Hitler y que realmente Hitler era un tipo de persona diferente de lo que creíamos aceptable. Yo era un niño de 10 años, muy interesado en lo que estaba pasando en el mundo. Estaba a punto de convertirme en un pequeño nazi, como todos nosotros. Pero nunca hablamos de eso con mi padre o mi madre. Con nosotros no podría haber mostrado sus verdaderos sentimientos porque habría sido demasiado peligroso".

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"No estaban seguros de tener éxito, pero Tresckow dijo que el ataque a Hitler debe continuar, aunque sólo sea para demostrar que no todos los alemanes eran sus seguidores", recordó Berthold.

En cuanto a las consecuencias tras el complot, manifestó: "Mi madre siempre dijo que sabía lo que estaba planeado. Ella se había enterado y se había enfrentado a mi padre y él se lo dijo. Pero ella no sabía que él iba a colocar la bomba. Sabían las consecuencias, pero en tiempos de guerra, la vida no es tan importante como ahora en un entorno de paz. La gente muere todo el tiempo y sacrificarse parece ser algo enorme, pero en tiempos de guerra es diferente".

En el momento del ataque, Nina, la esposa de Von Stauffenberg, estaba embarazada de su quinto hijo. Todos estaban alojados en la finca de la familia. "Fue al día siguiente que mi madre nos llevó aparte a mi hermano y a mí y me dijo que era nuestro padre quien había puesto la bomba. Yo dije '¿Cómo, podría hacerlo?' Y ella dijo: 'Él creía que tenía que hacer esto por Alemania'".

"Fue un shock total, no podía creerlo. ¡Un ataque al Führer! Nos criaron en la escuela y en cualquier otro lugar, para creer que el Führer era un hombre maravilloso", dijo.

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Según su hijo, Von Stauffenberg era un coronel "muy guapo, cabello oscuro, ojos azules, cabello ligeramente ondulado, alto".

En esa línea, contó que esa noche llegó la Gestapo y arrestaron a la madre, la abuela y el tío abuelo de Berthol. Él y sus hermanos fueron enviados a un hogar para niños. "Nos dieron nombres diferentes; existe la teoría de que estos eran los nombres de familias a las que nos hubieran llevado después de la guerra, probablemente familias de las SS".

La madre de Berthold fue llevada a una prisión de la Gestapo en un campo de concentración. Se reunió con sus hijos después de la guerra y nunca volvió a casarse: "Para mi madre estaba mi padre y eso era todo. Él era el hombre de su vida".

Berthold se convirtió en general en el ejército de Alemania Occidental. "Para mí no hay duda de que el complot ha salvado un poco del honor de Alemania", sentenció.

ED / ds