El 1 de mayo de 1945, cuando la Segunda Guerra Mundial ya estaba volcada hacia la victoria aliada, el mundo conocía la noticia de la muerte del dictador nazi Adolf Hitler. "Nuestro Führer ha caído esta tarde en su puesto de comando en la Cancillería del Reich, luchando hasta su último aliento en contra del bolchevismo y por Alemania", indicó ese día la radio de Hamburgo. El supuesto modo de su muerte se conoció poco después, pero lo que pasó con su cuerpo es un misterio que generó incontables hipótesis y teorías conspirativas en los últimos 75 años.
Existen diversas teorías sobre sobre su muerte, que oscilan entre el suicidio y el homicidio. El tema era de especial interés de su rival, Joseph Stalin, que mantenía desde Moscú comunicación directa por una línea segura con el equipo que trabajaba, en el mayor de los secretos, en la búsqueda del jerarca nazi. El 8 de mayo, un general ruso anunció el hallazgo en las ruinas de Berlín de un cuerpo baleado que fue identificado como Hitler por miembros de su propio servicio doméstico. Sin embargo, un chofer relató que era el cadáver de uno de los cocineros que también servía como "doble" del Führer (líder en alemán).
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Semanas después, la inteligencia soviética reveló que, de acuerdo con el personal que atendía a Hitler, el dictador recibió la eutanasia ese mismo 1 de mayo a manos de un médico de nombre Morel, debido a que se hallaba medio paralizado y sufría mucho dolor.
En junio de 1945, las autoridades soviéticas informaron que el cuerpo del führer no había sido hallado y que lo más probable era que siguiera con vida. Desde entonces muchas fueron las versiones que lo situaban en distintos y distantes lugares.
"Se informó que Hitler estaba viviendo como ermitaño en una cueva cerca del lago Garda, en el norte de Italia. Otro reporte decía que ahora era pastor en los Alpes suizos. Una tercera versión apuntaba que era croupier en un casino en Evian (Francia). Fue visto en Grenoble, en St. Gallen (Suiza) e incluso frente a las costas de Irlanda", explicaron los historiadores Ada Petrova y Peter Watson en el libro "La muerte de Hitler", según consignó un artículo de la BBC.
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Las autoridades estadounidenses interceptaron, en julio de 1945 una carta en la que se aseguraba que Hitler vivía en una hacienda en Argentina, pero esto fue desestimado por el jefe del FBI, Edgar J. Hoover. También se dijo que estuvo en Colombia. Algunos historiadores sospechan que las hipótesis sobre la "nueva vida" de Hitler en Occidente fueron impulsadas por el propio Stalin para "ensuciar" a sus rivales de Estados Unidos y el Reino Unido.
La búsqueda del cuerpo. El 2 de mayo, miembros del cuerpo de contrainteligencia soviética -conocido como Smersh- sellaron el jardín de la Cancillería y el búnker donde el líder nazi se había instalado desde el momento en que el Ejército Rojo avanzó sobre Polonia rumbo a Alemania.
La operación de búsqueda del cadáver se hizo en secreto: el historiador Anthony Beevor contó que incluso al mariscal Georgy Zhúkov, comandante de las fuerzas soviéticas que ejecutaron el asalto sobre Berlín, le fue negado el acceso con el argumento de que "el lugar no era seguro".
El 5 de mayo, los agentes del Smersh hallaron el cadáver de Hitler y de su pareja, Eva Braun, enterrados en un hueco abierto por una bomba en el jardín de la Cancillería. Los cuerpos habían sido rociados con gasolina y estaban parcialmente quemados. El de Hitler era difícil de reconocer, por lo que una vez en la morgue le removieron la mandíbula para intentar identificarlo a partir de la dentadura. Esto pudo hacerse a los pocos días cuando los soviéticos ubicaron a Käthe Heusermann, asistente del dentista del Führer, quien les facilitó su historial médico y los datos requeridos con los que confirmaron que, en efecto, se trataba de él.
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El descubrimiento fue ratificado años después, en 1973, mediante un estudio de odontología forense realizado por los doctores Reidar F. Sognnaes, de la Escuela de Odontología de UCLA (California), y Ferdinand Ström, de la Universidad de Oslo.
Hipótesis. Según esta versión, los restos de Hitler permanecieron al cuidado de la unidad Smersh que los encontró. Cada vez que esta se trasladaba, los llevaba consigo. De este modo pasó de estar enterrado en un bosque a las afueras de Berlín, luego en la localidad de Rathenow (en el estado de Brandemburgo) y después en una base que los soviéticos instalaron en 1946 en Magdeburgo, en el centro-este de Alemania.
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En 1968, en un libro escrito por el periodista y agente de inteligencia soviético Lev Bezymenski, quien participó en el asalto final a Berlín, se difundieron detalles de los archivos que Moscú tenía sobre Hitler, así como de su autopsia. En 2009, el entonces jefe de Archivo de la policía secreta FSB (sucesora de la KGB), Vasily Khristoforov, informó que los restos de Hitler fueron incinerados en 1970 y las cenizas lanzadas al río Biederitz. La medida fue decidida por el jefe de la KGB, Yuri Andropov, después de que la Unión Soviética acordó traspasar a Alemania oriental el control de la base en Magdeburgo.
Un informe presentado en noviembre de 1945 por el historiador Hugh Trevor-Roper, quien durante la II Guerra Mundial sirvió como oficial de inteligencia británica y estuvo a cargo de investigar la muerte del Führer, sostuvo que éste se suicidó en torno a las 15:30 del 30 de abril de 1945, junto a Eva Braun, con quien se había casado un día antes.Carlos Perciavalle asegura que vio a Hitler en Bariloche
El líder del Tercer Reich se mató al dispararse con una pistola en su boca, mientras que ella habría ingerido una cápsula de cianuro, según Roper. Pero esta versión fue puesta en duda en el libro de Bezymenski, en el que se menciona además que al cadáver de Hitler le "faltaba una parte del cráneo".
Otra hipótesis. Los periodistas Jean-Christophe Brisard y Lana Parshina, a quienes el gobierno de Vladimir Putin dio acceso parcial y controlado en 2016 a los archivos de Estado de la Federación Rusa, concluyeron que en la dentadura del dictador se encontraron restos de vidrio, lo que sugeriría que él tomó cianuro. Ante esto, pusieron en duda que se haya pegado un tiro.
En una entrevista en 2018 con el diario Times of Israel, Parshina indicó que el líder nazi daba muestras de sufrir Párkinson durante sus últimos días, por lo que les costaba creer entonces cómo podría haberse disparado con su mano derecha en esas condiciones. Otras versiones sugieren que se suicidó al tomar veneno y luego se disparó en la sien.
A la fecha se desconocen el lugar donde residen los restos de Adolf Hitler, aunque algunas hipótesis indican que sus cenizas se encuentran en Berlín. Su último búnker en la capital alemana es hoy un estacionamiento, para evitar homenajes o conmemoraciones de militantes nazis.
F.D.S./FF