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a 75 años

“Operación Valquiria”

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El 20 de julio de 1994, por primera vez, las autoridades de la República Federal de Alemania homenajearon a los militares y civiles que cincuenta años atrás se complotaron para matar a Adolf Hitler. La “Operación Valquiria”, tal como se la nombró, tuvo lugar en una aldea de Prusia Oriental llamada Rastenburg, conocida hoy como Ketrzyn y perteneciente a Polonia desde 1945. El 20 de julio de 1944, mientras los altos mandos militares llevaban adelante una reunión con el Führer para evaluar la desesperante situación del Ejército alemán en el Este, el coronel Claus von Stauffenberg se retiró silenciosamente dejando un maletín lleno de explosivos. El estallido causó gran cantidad de muertos y heridos. Sin embargo, Hitler salvó su vida milagrosamente. El destino final de los participantes en el atentado fue diverso, predominando la muerte por ejecución o el suicidio.

Hace algunos años, la película protagonizada por Tom Cruise titulada igual que la operación nos recordó un poco mejor ese episodio de la resistencia alemana al nazismo. Sin embargo, paralelamente a los homenajes impulsados por los diferentes gobiernos alemanes desde 1994 las nuevas investigaciones históricas han contribuido a pintar un cuadro bastante más complejo de los “hombres del 20 de julio”.

¿Cuáles fueron los planteos realizados por varios historiadores ante aquel acto de recuerdo y conmemoración? En principio, se resaltó el anacronismo y la falsedad de reivindicar el atentado y sus protagonistas asociándolos con la lucha por la democracia y la defensa de los derechos humanos en el marco de una ideología pacifista. Los complotados contra Hitler –en su inmensa mayoría aristócratas y miembros de la élite tradicional-conservadora alemana– jamás se propusieron el asesinato para instaurar un gobierno democrático; por el contrario, buscaban restaurar una monarquía reaccionaria y limitar la participación popular en una eventual Alemania de posguerra. Además, el siguiente objetivo era poner fin a la contienda bélica, en particular a la guerra de exterminio en Europa Oriental. Se apuntaba a lograr las mejores condiciones para Alemania mediante dos opciones: la posibilidad de establecer una tregua con Estados Unidos y Gran Bretaña para continuar la guerra contra la Unión Soviética o firmar una rendición ordenada con todos los adversarios.

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Pero eso no es todo: el punto más crítico del debate sobre los “hombres del 20 de julio” yace en el rol que tuvo una parte importante de los complotados durante el genocidio de los judíos de Europa del Este entre 1941 y 1944. En efecto, entre los miembros de la resistencia tardía a Hitler se encontraban varios militares pertenecientes a la conducción del Grupo de Ejércitos Centro, un espacio de creciente oposición al Führer por cuestiones de táctica y estrategia de guerra. Sin embargo, este sector también condujo acciones contra la resistencia local a la ocupación alemana que muchas veces –la mayoría– se transformaron en grandes masacres de población civil, entre quienes los judíos se llevaban la peor parte.  

Los actos de conmemoración del atentado contra Hitler realizados desde principios de la década del 90 del siglo pasado rinden homenaje a un grupo de civiles y militares que tomaron parte en esa acción con fines distintos y a veces contrarios a los que se reivindicaron posteriormente: la democracia, la paz y la defensa de los derechos humanos. Mucho peor: una parte de los protagonistas está constituida por criminales de guerra que estuvieron a cargo de operaciones de exterminio, contribuyendo en gran medida al genocidio de los judíos en Europa del Este. Así, para terminar, debemos decir que en las figuras de muchos homenajeados conviven la resistencia al nazismo y los crímenes masivos.

*Becario Posdoctoral (Idaes/Unsam/Conicet).