Esta semana, el presidente Alberto Fernández habló más de lo habitual con los jefes distritales del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) para conocer el nivel de acatamiento que hubo en los últimos días de la cuarentena restrictiva que anunció desde el 1 de julio. Fue en varias de estas charlas en las que el Presidente admitió que no se logró amesetar la curva de contagios de coronavirus, lo que en la Quinta de Olivos abrió un nuevo interrogante: ¿Cómo se vuelve a cerrar todo y la ciudadanía acate la medida si aparecen nuevos focos de contagio y el sistema colapsa?
Esta pregunta aún no tiene una única respuesta, pero en el Gobierno distintos funcionarios coinciden en que la decisión de ponerle un freno al regreso escalonado de la actividad normal solo puede darse ante un sistema sanitario saturado.
En ese caso, algunos admiten que serán los propios ciudadanos los que volverán a recluirse. “Hasta hace un mes el coronavirus nos parecía totalmente lejano; desde hace unas semanas, todos tenemos un conocido contagiado; y en los últimos días algunos comenzamos a tener incluso casos cercanos de internados en terapia intensiva”, explican en la Quinta de Olivos. Y detallan: “Cuando esto sucede, se empieza a tomar mayor conciencia, si la cuarentena de la que ahora salimos tuvo menor acatamiento es porque aún no se vio un colapso del sistema sanitario y el drama del fallecimiento de una persona cercana”.
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Al igual que ahora apelan a la responsabilidad social para avanzar en las nuevas aperturas, creen que con números aún más duros de los que se conocieron esta semana, el nivel de acatamiento crecerá en caso de que tener que volver a decretar una cuarentena restrictiva. “Con muchas de las flexibilizaciones que otorgamos hasta ahora lo que fuimos haciendo fue blanquear lo que los ciudadanos ya hacían, íbamos detrás. En caso de que las cifras de muertos crezcan y los contagios se multipliquen, el cierre no va a ser distinto, vamos a ir detrás del propio confinamiento que los ciudadanos se van a interponer”, evalúan.
En la Casa Rosada admiten que el discurso presidencial fue perdiendo efectividad. Pero dicen que esto “no tiene que ver con el Presidente, sino con una situación que es entendible como la economía y el paso de más de cien días de aislamiento”.
Este viernes 17 de julio, Fernández valoró que “el esfuerzo no ha sido inútil” y distinguió que Argentina, como consecuencia de la cuarentena estricta iniciada hace 120 días, “pudo lograr que nadie se quede sin atención” por casos de coronavirus. En las últimas semanas y ante la necesidad de flexibilizar el aislamiento mientras los contagios suben, se incrementaron las críticas sobre el inicio temprano del aislamiento.
