"Hay un problema: esta pierna no está bien, no funciona y el médico me dijo que no caminara", reconoció el Papa Francisco cuando tuvo que explicar por qué no se levantaba a dar sus bendiciones al recibir en audiencia a los participantes en la peregrinación de Eslovaquia, que se acercaron hasta el Aula Pablo VI.
En el cierre de su intercambio con los peregrinos de la nación balcánica, Francisco manifestó: "Ahora les daré la bendición y oraremos juntos para que el Señor los bendiga a todos. Y después de eso, me despediré, pero hay un problema: esta pierna no está bien, no funciona y el médico me dijo que no caminara". "Me gusta ir... ¡pero esta vez tengo que obedecer al doctor!", admitió el Santo Padre, de 85 años.
“Les pediré el sacrificio de subir las escaleras y saludarlos desde aquí, sentado. Es una humillación, pero les ofrezco eso por su país", sostuvo el Sumo Pontífice.
Esta afección le impidió al Papa pasar entre los fieles del Aula Paulo VI para los saludos, aunque sí llegó al lugar caminando. Para retirarse, salió acompañado por el regente de la Prefectura de la Casa Pontificia, monseñor Leonardo Sapienza.
Qué dijo el Papa Francisco sobre la guerra Rusia-Ucrania
Durante su charla con los peregrinos eslovacos, el Sumo Pontífice se refirió a la guerra y su crueldad que “viola los lazos familiares, priva a los niños de la presencia de los padres, de la escuela y deja a los abuelos en el abandono".
"En los últimos meses, muchas de sus familias, parroquias e instituciones han acogido bajo su techo a madres con hijos de familias ucranianas, obligadas a separarse para salvarse, que llegaban con su pobre equipaje", destacó.
"Los exhorto a seguir orando y trabajando por la paz, que se construye en nuestra vida cotidiana, también con estos gestos de caridad acogedora", concluyó.
RB / ED