El ritmo que tengan los precios hasta marzo definirá el partido inflacionario 2023. Y el equipo económico que conduce Sergio Massa sigue minuto a minuto el movimiento de los precios.
Para alcanzar un 60% de inflación anual, como prevé el Presupuesto en curso el gabinete económico tiene que jugar muy fuerte en los primeros tres meses de este año; sobre todo en estos treinta días y en febrero. La impronta inflacionaria de ambos definirá el termómetro de los reclamos salariales.
Hay tres variables que el team de Massa no puede descuidar ni por un instante: precios, paritarias y dólar.
Precios Justos. La receta de la Secretaría de Comercio para contener la inflación es confiar en el poder de fuego del gremio de Camioneros y de las organizaciones sociales para controlar las subas en los productos que llegan a los supermercados. Es un mecanismo conocido que ya se intentó con militantes de La Cámpora e intendentes, por ejemplo. Desde los supermercados tienen dudas sobre el resultado final para aliviar los bolsillos.
Con todo, en el gabinete económico ya dan por hecho que se prorrogará Precios Justos, no únicamente para pisar los aumentos en los alimentos sino también en otros productos de relevancia e impacto en el resto de la economía como los combustibles, por ejemplo, que también están adheridos a este mecanismo. El acuerdo autoriza aumentos, pero nunca superiores al 4% cada mes.
Una meta moderada aplacará las presiones de las organizaciones sociales
Hay consultoras privadas que advierten sobre la tendencia alcista de los precios. De hecho, consideran que este mes, luego del 5,1% de diciembre, volvería a rozar el 6%. Y, en este sentido las sucesivas rondas de alza en la cotización del dólar blue (que se utiliza como referencia para fijar precios) genera cautela por el traslado que podría tener en los precios finales de las góndolas.
El viernes el blue alcanzó la máxima cotización del gobierno de Alberto Fernández y cerró a la semana a 370 pesos. Los financieros acompañaron la tendencia alcista.
Paritarias 2023. Para el sector privado el 60% de meta inflacionaria anual es un techo para los aumentos salariales que comenzarán a discutirse el mes próximo. Para los gremios, en cambio, se trata de un piso. En el Gobierno insisten que no es una negociación tripartita sino que sindicatos y empleadores deben ponerse de acuerdo, mientras “nadie habla de tope”.
Cuanto menos reaperturas haya, menores serán también las posibilidades de las organizaciones sociales con más piquetes reclamando mejoras en las asignaciones sociales, que le ponen mucha presión a los magros ingresos públicos 2023.
Vislumbran la misma dinámica que en los últimos dos años: acuerdos cortos con revisiones periódicas que emparden o le ganen a la inflación. Por eso es crucial el movimiento que tendrán los precios este mes y el próximo. Con subas de 4% todo cierra tanto en el esquema de la cartera de Trabajo que conduce Kelly Olmos, como en la CGT que entiende la necesidad de la moderación en contraposición con las presiones de los movimientos sociales. Ni qué hablar para el equipo económico, que no quiere conflictividad en un año de elecciones donde Massa se juega mucho más que aminorar los incrementos.
Dólar. Más allá de las turbulencias en el tipo de cambio que, muchos sostienen está aún atrasado respecto de la inflación; lo que más preocupa es la escasez de divisas en este flamante año.
Habrá mucho menos ingreso en dólares por el impacto de la sequía en las exportaciones del campo, pero además en un contexto menos favorable respecto de los precios de las materias primas en el mercado mundial.
Es un engranaje fundamental en un año de elecciones presidenciales. El gabinete económico deberá ir ajustando el torniquete en la eliminación de subsidios y destinar menos dólares a la compra de energía, algo que ocurrirá si el gasoducto Néstor Kirchner efectivamente está activo a mediados de este año.
Sólo en 2022 se utilizaron cerca de 9 mil millones de dólares para comprar energía y sostener el nivel de actividad económico y el suministro en los hogares.
Para el ministro sostener la senda de la reducción de subsidios es un requisito imprescindible en las discusiones con el Fondo Monetario que continuará este año, monitoreando las cuentas nacionales cada tres meses y girando, tras su aprobación, los desembolsos necesarios para frontar abultadísimos vencimientos.
Desafíos
- Precios Justos. Vence en marzo el programa que el Gobierno extendería más allá del primer trimestre. Abarca alimentos y además otros productos sensibles a los bolsillos, como los combustibles.
- Paritarias. Para el sector privado la meta anual de inflación del 60% es un techo, mientras que para los trabajadores sería solo un piso. El Gobierno apostaría a acuerdos cortos con revisiones.
- Dólar. Más allá de las cotizaciones cambiarias, lo que preocupa es la escasez de divisas en un año electoral con sequía en el campo, y con precios internacionales bajos para las materias primas.
