Especialistas alertan sobre la aparición de enfermedades como hongos y bacterias en los lotes tras incremento de lluvias

Tras tres años de sequía consecutiva, las últimas lluvias trajeron la humedad necesaria para pensar el desarrollo de cultivos destacados en soja y maíz. Sin embargo, la buena humedad en los suelos puede traer aparejado el desarrollo de enfermedades, que obligarán al productor agrícola a estar atento a disponer inversiones para evitar pérdidas en el rendimiento que tanto necesita el campo en la próxima campaña de verano.

Por ello, Roberto De Rossi, ingeniero agrónomo, fitopatólogo y especialista en el manejo de enfermedades en cultivos extensivos de la Universidad Católica de Córdoba, instó a la producción a "estar muy atentos" durante la próxima campaña gruesa a hacer los controles y seguimiento necesario para evitar pérdidas en los rindes, tan necesarios para una producción agrícola que se vio seriamente dañada por la sequía durante los últimos tres ciclos del agro.

"Puede haber lluvias por arriba de la media histórica, y sabemos que con más humedad, los cultivos se enferman más, no solo con hongos, sino con enfermedades bacterianas. Por ello, hay que estar más cerca del lote. El monitoreo de las enfermedades es fundamental" durante la presente campaña agrícola para evitar pérdidas de rindes, explicó en diálogo con el programa "Aire de Campo", que se emite por Radio Perfil.

Manejo de suelos y enfermedades

Respecto de la campaña 2022-23, De Rossi aseguró que el presente ciclo agrícola parte de una situación "mejor" que la que a igual fecha que se tenía en las últimas tres campaña, y explicó que la campaña gruesa y la cosecha fina "largó con una perspectiva y una realidad totalmente distinta, ya que atravesamos hoy un mes de diciembre que cuenta con mucha mayor humedad tanto en precipitaciones como en humedad relativa". 

"Esto hace que se largue una campaña de maíz y de soja, y también de cultivos estivales, transitan otras condiciones que años anteriores. Estos nos hacen pensar en una mejor perspectiva, ya que veremos cultivos que cursarán su desarrollo en condiciones ambientales superadoras. Quizás esto, nos haga pensar, en que pueden aparecer enfermedades, lo que obliga a acompañar el cultivo para no sufrir pérdida de rendimiento por ello. 

El especialista ponderó la necesidad de realizar un correcto monitoreo en el lote cultivado para no ser sorprendido por la aparición de enfermedades que malogren la próxima cosecha.

"Este tipo de cuestiones -dijo De Rossi- son las que hay que prever, ya que venimos de campañas afectadas por la seca, y donde los lotes mostraron cultivos que sufrieron estrés hídrico. Si bien, se espera que desde diciembre de 2023 a febrero de 2024 habrá precipitaciones en el orden nacional que rondarán la media histórica o superiores, sabemos que cuando hay condiciones de alta humedad los cultivos tienden a enfermarse más, y por ello llamamos a estar más cerca del lote. Allí el monitoreo es fundamental y se deberá mirar más de cerca el lote".

Por ello, el especialista comentó que esta campaña se podría tener presencia no solo de hongos, sino también enfermedades bacterianas en los lotes por exceso de humedad en los suelos. Allí, desde el punto de vista técnico, se insta a los productores a tener en cuenta el manejo previo que se concederá a los lotes a cultivar, ya que no se obtienen los mismos resultados sobre suelos donde se rota soja sobre soja, o maíz sobre maíz.

Medir los daños

De Rossi aseguró que desde la producción agrícola se vienen midiendo los daños provocados tanto en calidad como en los rindes: "seguimos trabajando en esa línea de evaluar los daños registrados en todo el país, durante los últimos años, y en muchísimos grupos de productores. Sabemos que el productor tiene que pensar en muchas cosas al mismo tiempo, y es mucho más fácil tomar decisiones cuando se ve la problemática concreta. Es fácil cuando se camina el lote y se detectan insectos, pero con las enfermedades, como son organismos minúsculos, y se pueden confundir las causas, al productor le cuesta visualizarlo y mucho más cuantificar la dinámica causante", expresó.

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"El productor no puede tomar conocimiento de la energía que gasta las plantas para luchar contra las enfermedades y defenderse de los organismos nocivos. Esto hace que durante una semana, se trabaje mal, y cambie el metabolismo. El daño por un insecto puede, por ello, visibilizarse mucho más fácil, pero no el impacto de hongos o bacterias, hasta que quizás ya es tarde. La energía que gasta para defenderse está medido: sabemos que hay enfermedades en soja, hacen perder entre un 5 al 10% del rinde. Y en maíz, también igual", dijo De Rossi.

Gi