Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indica que, aunque el Índice de precios de los alimentos de la FAO ha registrado un importante aumento en el último año, se espera que estos aumentos vayan seguidos de un período de ajuste a la baja.
Según las previsiones de FAO, “los precios de los alimentos retomarán una trayectoria gradualmente descendente en valores reales, en consonancia con la desaceleración del crecimiento de la demanda y los aumentos de productividad previstos”.
El mayor aumento de los precios de los alimentos afecta a los más pobres.
Según el informe, una amplia gama de factores puede generar condiciones para fluctuaciones de precios a corto plazo en los mercados agrícolas. “Por ejemplo, la evolución de los mercados energéticos, que afecta los precios de los insumos, y la mayor volatilidad de los precios de los cereales, asociada a la creciente cuota de mercado de algunos países, contribuyen a las diferencias entre los precios previstos y los precios observados”.
La FAO considera que, a mediano plazo, los precios de los alimentos y los productos agrícolas serán determinados por las condiciones meteorológicas, el crecimiento económico y la distribución de los ingresos, los factores demográficos y los cambios en los hábitos alimentarios, los avances tecnológicos y las tendencias en materia de políticas.
Objetivos para 2030
“A menos de 10 años de la fecha límite de 2030 para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, los gobiernos deben redoblar sus esfuerzos para alcanzar las metas mundiales relativas a la seguridad alimentaria y el medio ambiente”, consideran FAO y OCDE.
El último año de perturbaciones a causa de la COVID-19 ha alejado al mundo de la consecución de los ODS. “Esto exige prestar atención urgente a los factores y fuerzas que impulsan el rendimiento de los sistemas agroalimentarios”.
LM