opinión

¿Grossi presidente?

NACE UNA ESTRELLA. El candidato argentino a conducir las Naciones Unidas en el evento del CARI. Foto: cedoc

Rafael Mariano Grossi era un desconocido para el gran público hasta hace muy poco, y lo sigue siendo para la enorme mayoría de los argentinos. Desde 2019 es director general del Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas y, a partir de la invasión de Rusia a Ucrania con su consiguiente riesgo nuclear, las fotos de Grossi mediando entre Putin y Zelenski comenzaron a hacerlo trascender los ámbitos diplomáticos, políticos y energéticos en los que actúa. Hace pocos meses su visibilidad volvió a aumentar cuando Ali Larijani, asesor del líder de la República Islámica de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, lo amenazó diciendo: “Una vez que termine la guerra, nos ocuparemos de Grossi”, en respuesta a su rol como inspector de las instalaciones nucleares iraníes.

En 2023, Grossi fue reelecto por unanimidad al frente del Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas, con mandato hasta 2027, pero a finales de 2026 concluye el actual mandato del secretario general de la Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres, y el próximo período de cuatro años le tocaría a un latinoamericano ser quien conduzca el organismo, y Rafael Grossi es uno de los candidatos, quizás el que cuenta con mayores posibilidades: competiría entre otros con la expresidenta de Chile Michelle Bachelet, la exvicepresidenta de Costa Rica Rebeca Grynspan y la actual secretaria de Medio Ambiente de México, Alicia Bárcena.

Al tiempo que el gobierno argentino oficializó el respaldo a su candidatura, el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) realizó en la Rural un evento sumándose a la promoción de su designación en el que habló el canciller Pablo Quirno además del presidente del CARI, Francisco de Santibañes. Y antes de que Grossi se dirigiera a los allí reunidos, el CARI lo presentó con un video cuyo texto decía lo siguiente:

“Durante más de cinco años, Rafael Mariano Grossi ha ayudado al mundo a sortear diversas crisis al frente del OEA. 

Cuando llegó la covid-19, reaccionó con rapidez y lanzó la iniciativa Zodiac para ayudar a los países a predecir futuras pandemias. 

Cuando comenzó el conflicto en Ucrania, Grossi y su equipo cruzaron la línea del frente para garantizar la seguridad nuclear para todos.

Cuando los inspectores del OEA fueron excluidos de Irán, Grossi negoció su regreso. Con la proliferación de casos de cáncer, creó Rayos de Esperanza para brindar tratamiento a quienes más lo necesitan.

Cuando aumentan las tensiones, como entre China y Japón por el vertido de agua en Fukushima, Grossi ha intervenido con soluciones científicas y diplomáticas. 

Cuando el mundo deja de comunicarse, Grossi está ahí, logrando la paz y forjando alianzas.

Las noticias pueden ser claras y concisas, pero los problemas globales no lo son. Los problemas globales requieren matices, confianza, energía, acción e innovación. Finalmente, los problemas globales requieren visión”.

El video concluye con la cita en letras de una frase del propio Grossi diciendo: “El verdadero liderazgo no se retrae ante la complejidad; se eleva para afrontarla”.

Al ver el video, tuve la sensación de que no se estaba iniciando solo el proceso de una candidatura a secretario general de las Naciones Unidas sino, también, el de una futura candidatura a presidente de Argentina. Cuando dice que los problemas para ser solucionados requieren de “matices, confianza, energía, acción e innovación” y “visión”, además de que matices y confianza son casualmente las bases fundacionales del consensualismo, que será atributo fundamental para quien le toque suceder, cuando sea, a Javier Milei, el video lo enfatiza dramáticamente y en silencio con Grossi en distintas situaciones en las que solo las imágenes denotan esos atributos.

Recomiendo enfáticamente asistir a los dos minutos y cincuenta segundos que dura para sentir qué transmite el video mucho más allá de las pocas palabras que contiene: 

A Rafael Grossi se lo compara con el papa Francisco, bajo el apodo de “el papa nuclear”. Y con Messi; de hecho, en su discurso en el CARI Grossi dijo que en 2026 Argentina disputará en Estados Unidos dos mundiales, el de fútbol y el del secretariado de las Naciones Unidas, “y vamos a ganar los dos”, concluyó carismáticamente.

Si Rafael Grossi no fuera designado secretario general de las Naciones Unidas, su mandato como director general del Organismo Internacional de Energía Atómica –aunque siempre puede ser renovado– finaliza coincidiendo con las elecciones presidenciales argentinas de 2027, y si Rafael Grossi fuera designado secretario general de las Naciones Unidas, su mandato concluiría a fin de 2030, justo el año previo a la campaña electoral presidencial argentina de 2031.

Tanto sea para 2027 como para 2031 es plausible conjeturar que nuestra sociedad prefiera una figura con atributos complementarios a la que eligió en 2023, alguien que pudiera lograr consensos que consoliden un rumbo aceptado por todas las fuerzas políticas transformado en políticas de Estado y que, al mismo tiempo, tenga experiencia en administración de lo público y no deba desarrollar esas habilidades en el propio ejercicio de la presidencia a través de prueba y error.

La superposición de ser o haber sido secretario general de las Naciones Unidas y jefe de gobierno de su país no es inhabitual: el propio Antonio Guterres fue primer ministro de Portugal, Kurt Waldheim (1972-1981) fue presidente de Austria y Javier Pérez de Cuéllar (1982-1991) fue candidato a presidente de Perú.

En cualquiera de los casos, con Rafael Grossi “nació una estrella” en el firmamento político argentino con muchas posibilidades de ocupar cargos relevantes en la administración nacional cuando quede finalizada su etapa en las Naciones Unidas.