JUSTICIA POR NORA DALMASSO

Juicio a Macarrón: entre un desplante y la estrategia de marear a los jurados

Qué pasó en el grupo de WhatsApp que abandonó el fiscal de Cámara, Julio Rivero, con un desbocado reproche a colegas. A qué apunta la estrategia de citar a centenares de testigos.

JURADOS. Integran el tribunal que juzga a Marcelo Macarrón y deberán decidir sobre su inocencia o culpabilidad. Se escucharon 50 testigos y faltan otros 170, en un juicio que podría durar cinco meses. Foto: Cedoc Perfil

Quienes tienen la posibilidad de presenciar las audiencias que se desarrollan en la Cámara 1ª del Crimen de Río Cuarto, para juzgar a Marcelo Macarrón como presunto instigador del crimen de su esposa, Nora Dalmasso, destacaron que en las últimas dos semanas por fin se habló del cuerpo de la víctima y la posible causa, contexto y mecánica de su muerte.

Pasaron dos meses desde que se inició el debate oral y público. Se escucharon medio centenar de testimonios, la mayoría fueron relatos de vínculos sociales, políticos y amorosos que interfirieron en la pareja de Marcelo Macarrón y Nora Dalmasso. Faltan otros 170 por declarar, según la lista presentada por las partes.

Algunas audiencias fueron agotadoras y de dudosa pertinencia con la acusación que enfrenta Macarrón: haber instigado el homicidio de su esposa. ¿Por qué se permiten esas digresiones?, consultó este medio. “Son estrategias de las partes”, fue la respuesta de un funcionario de tribunales.

El destinatario de cada dato que se escucha en el juicio es el tribunal, integrado por jurados populares. Serán esos ciudadanos los que inclinarán la balanza entre la inocencia o culpabilidad de Macarrón. Al cabo de meses de debate deberán expresar una posición cuya consecuencia no tiene matices: será la condena a prisión perpetua del acusado o la absolución y el consecuente fracaso de la investigación para dilucidar quién mató a Nora Dalmasso.

De los 50 testigos, solo cuatro se refirieron a cómo murió Nora, con posiciones opuestas. El forense Ricardo Cacciaguerra, para quien ella no esperaba a nadie y pudo haber sido violada en estado de inconsciencia. El bioquímico Daniel Zavala, quien dijo que no se pudo determinar un ADN completo en las muestras recogidas de su cuerpo.

El médico Martín Subirachs, en cambio, señaló que la mujer tuvo sexo consentido y fue asesinada de improviso. Mario Vignolo coincidió con esa postura. Todos afirmaron que a Nora la estrangularon con el lazo de su bata.

El resto fueron testigos de contexto. ¿Son necesarios? La amplitud de la acusación que fijó como motivación beneficios económicos y políticos para la instigación del crimen, parece justificarlos. Para ello, el cálculo más optimista indica que las audiencias se extenderán por lo menos hasta julio.

Chat alterado. En este contexto, la semana pasada ocurrió un evento llamativo. Se hizo público el insulto del fiscal de Cámara, Julio Rivero, a sus colegas en un grupo de WhatsApp que abandonó tras el improperio. El texto decía:

“¿Saben qué? Soy Julio Rivero. Fiscal de Cámara en el caso ... (pónganle el adjetivo que quieran). ‘Macarrón’ se llama la causa (por si algún distraído no lo tiene). El Debate comenzó el 14/3/2022. Hace casi dos meses. Y... espera hasta hoy NI UNA SOLA MUESTRA DE APOYO... de los que no me conocen (son la mayoría) y de los que algo me conocen. ¿Saben qué, estimados colegas del MPF? Váyanse a la puta que madre que los parió. Y gracias Dr. Carlos Ferrer por invitarme al grupo”.

El chat virtual nació hace años cuando un grupo de abogados realizó una panfleteada en tribunales para cuestionar al fiscal Enrique Gavier, en causas donde había ordenado detener a letrados y otros profesionales. “Resistió ataques por fuera, contestó agravios en las causas y en ese caso no hubo apoyo de la jerarquía del Ministerio Público”, subrayó uno de los miembros de la primera hora, a modo de pase de facturas.

Del chat participan un centenar de fiscales en actividad y jubilados. Comparten logros, cuando una acusación es acogida por los jueces, información académica, jurisprudencia. La actitud de Rivero cayó muy mal. “Cuando comenzó el juicio dijo que tenía el as de espada”, comentó uno de los integrantes y analizó: “No fue atacado por la familia, ni los defensores, ¿qué apoyo buscaba?”.

Otro agregó que le dieron la posibilidad de sumar al instructor (Luis Pizarro) para sostener la acusación y no lo aceptó.

“¿Será que está desbordado y prepara la excusa para un eventual fracaso?”, reflexionó uno de los aludidos.

Tras el episodio, Rivero tuvo que salir a aclarar –por indicación expresa– que “no era un grupo institucional” del Ministerio Público Fiscal y que tiene el apoyo de la Fiscalía General.

PERFIL CÓRDOBA intentó, durante tres días, obtener del fiscal una definición de la causa real de su desplante y su estado anímico en relación con el juicio. Los debates en esta instancia son un cuadro de ajedrez. Cada parte mueve las piezas que considera necesarias para sostener su posición. Desde afuera, el imprevisto insulto del fiscal a sus colegas se leyó como una señal de gran debilidad.