Conflicto agropecuario

Productores y entidades rurales cuestionan el “negocio de la baja de retenciones” de Milei

El final anticipado del esquema de retenciones cero generó un fuerte enojo en el sector agropecuario. Reclaman previsibilidad, reglas claras y una política para el campo de largo plazo que priorice a quienes producen en el interior.

Ariel Maciel: "El Gobierno busca transmitir tranquilidad al mercado con la idea de que hay dólares disponibles, aunque sean 'conceptuales'” Foto: Cedoc Perfil

Lo que comenzó como un alivio transitorio para los productores agropecuarios terminó en una profunda decepción y en un incipiente enojo, particularmente de las bases, que lejos está de disiparse. El decreto 682/2025, que estableció la eliminación de los derechos de exportación (DEX) hasta alcanzar los 7 mil millones de dólares en Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE), concluyó en apenas tres días, dejando a gran parte del sector con la sensación de haber sido excluido del beneficio.

El malestar se hizo sentir en todo el país, aunque algunas de las entidades “grandes” se vieron sobrepasadas por el enojo de las bases, productores medianos y pequeños que no pudieron acceder al beneficio de las retenciones cero y se hicieron escuchar a través de las redes sociales, mostrando su descontento con la decisión del presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo.

La foto final mostró a productores sin tiempo para programar ventas, exportadores anotando operaciones millonarias a contrarreloj y un Gobierno que volvió a exhibir improvisación y falta de previsibilidad en una de las áreas más sensibles de la economía argentina.

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Uno de los cuestionamientos más duros llegó desde CARBAP, la entidad que nuclea a productores de Buenos Aires y La Pampa, que calificó a la medida como un “negocio de la baja de retenciones”. En un comunicado, afirmaron: “La resolución alteró el normal funcionamiento del mercado de granos, generó incertidumbre y desconfianza, y sólo consolidó ganancias extraordinarias para un reducido grupo de intermediarios. No aportó soluciones de fondo ni estímulos genuinos a la producción”.

En la misma línea, la entidad advirtió que la eliminación de retenciones debe ser un objetivo, pero de manera planificada y con los productores en la mesa de decisiones. También recomendaron cautela a los productores, recordando que los exportadores aún deben comprar granos y tienen capacidad de pago para imponer condiciones en el mercado.

Fuertes críticas desde Córdoba

Desde Córdoba el reclamo se hizo sentir. Patricio Kilmurray, dirigente de CARTEZ, expresó la frustración del interior productivo: “En su momento lo celebramos, aunque el beneficio era temporario hasta el 31 de octubre, pero lo considerábamos un buen comienzo. La medida se terminó a los tres días y no se pudo programar nada. Fue realmente todo muy raro”.

El productor agregó que con este tipo de decisiones “es difícil programar una política agropecuaria. Son parches recaudatorios que sirven para cumplir compromisos del Gobierno. Sentimos que seguimos siendo usados. En lugar de incentivar o motivar, lo que pasó contribuye al desánimo”.

En tanto, el exvice de CRA, Néstor Roulet, fue aún más duro: “Fue todo premeditado. Los exportadores anotaron a toda velocidad las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) porque sabían lo que iba a pasar. Anotar no significa tener la mercadería; después salen a comprar. Estamos hablando de 15 millones de toneladas”. En ese sentido, Roulet comparó la medida con el “Plan Soja Massa”: “Es lo mismo. En junio perdimos 40 o 50 dólares por tonelada, ahora 100. El pequeño y mediano productor quedó mirando la pared. El Gobierno tiene un solo plan: déficit cero y bajar la inflación. Con reglas que cambian todo el tiempo, es imposible producir”.

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Por su parte, desde CARTEZ sostuvieron que el final prematuro del esquema confirmó lo que habían advertido desde el inicio: “Los DEX no son una herramienta económica válida. Menos aún pueden ser una herramienta coyuntural, como se la propone ahora”. En un duro comunicado, remarcaron: “El país necesita mejores políticas y respeto a quienes producen, arriesgando patrimonio y esfuerzo. Hacer una operación orquestada sobre un reclamo esencial para el sector no es respetar. Es lo contrario a ello, en especial cuando esta administración llegó criticando estas mismas artimañas”.

‘Ayudín’ para los exportadores

La presidenta de Federación Agraria, Andrea Sarnari, fue una de las primeras en marcar el malestar: “La medida pasó lejos de la tranquera”. La frase reflejó el sentimiento compartido en las entidades rurales, que ven en esta política un mecanismo que favoreció principalmente a los exportadores.

Desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), su presidente Carlos Castagnani señaló: “El Gobierno anunció que ya se cumplió el objetivo de alcanzar los 7 mil millones de dólares de ingreso, una meta que demuestra la potencia productiva del agro argentino. Sin embargo, el grueso de los productores no accedió de manera directa a la rebaja de retenciones que se implementó para lograrlo. El esfuerzo y el compromiso de quienes producen día a día siguen siendo el verdadero motor de la economía nacional, pero el beneficio fue para unos pocos”.

Castagnani remarcó que, con incentivos adecuados, el sector siempre responde con más producción, empleo y desarrollo, y pidió reglas claras y estabilidad impositiva: “Planificar a largo plazo es el camino para que el campo siga siendo un actor clave en la generación de divisas”.

El malestar, que comenzó con tono de decepción, escaló a reclamo político. Las entidades rurales insisten en que la eliminación de las retenciones debe ser definitiva, con un plan serio que incentive la producción y las exportaciones, no medidas de emergencia que benefician a pocos y generan desconfianza en el sector más dinámico de la economía.