De Godzilla al animé, la cultura pop fue el refugio artístico de un Japón derrotado
“El cine, los cómics y la animación reflejaron el quiebre emocional que significó recibir dos bombas atómicas” dice la autora. Y Godzilla es el rey indiscutido del único camino equivocado –el bélico- que eligió “Japón, el país de los caminos”, para rebelarse contra una occidentalización avasallante.
Cuando el comodoro estadounidense Matthew Perry llegó a las costas de Japón en 1853, seguramente apenas imaginaba que su intención de forzar la apertura al comercio derivaría en un proceso de cambios radicales que transformarían profundamente al país. A principios del siglo XVII, el territorio japonés había sido blindado a la influencia extranjera por un régimen feudal.
Con autorización selectiva, algunas cosas lograban ingresar, pero en gran medida, todo el progreso tecnológico, tendencias y corrientes de pensamiento que se desarrollaron en Occidente durante 250 años, entraron en Japón a partir de la llegada de Perry… y se absorbieron en tan solo un par de décadas.
Entre medio de charlas distendidas y clases compartidas, un gran amigo y colega experto en literatura japonesa me contaba que en varias obras de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, ya se advertía el conflicto que semejante desfasaje y choque cultural estaba provocando en la mente japonesa, aquella que trataba de “ponerse al día” lo más rápido posible.
Pop Art japonés. Godzilla, el monstruo que fue la primera manifestación de la derrota postbélica y los efectos de la radiación.
Godzilla. Es el mejor ejemplo de las secuelas de la radiación en Japón. A la primera película de 1954 siguieron varias secuelas y reinterpretaciones internacionales que diluyeron cuál era el verdadero origen del monstruo japonés.
Japón es el país de los “caminos”. Más que referirse a conexiones entre puntos de un mapa, Japón se ha dedicado a cultivar Dō, donde lo importante es el aprendizaje constante y paciente que ejercita la disciplina: chadō (el camino del té), bushidō (el camino del guerrero), shodō (el camino de la caligrafía), y otros tantos más. En este caso, la teoría de una transición apresurada como una de las posibles causas del “camino” militarista por el que optó el país -y que lo llevó al desastre en la Segunda Guerra Mundial- sonaba tristemente factible.
De Godzilla al animé
Recuerdo escuchar con atención y fascinación a mi amigo cuando me hablaba de literatura japonesa. Y si bien ese no era mi campo de expertise, sí lo era la industria cultural, otra afición que compartíamos. El cine, los cómics (manga) y la animación reflejaron de manera directa el quiebre emocional que significó recibir dos bombas atómicas. Por caso, la familia de Keiji Nakazawa se encontraba en Hiroshima cuando estalló la bomba. Solo sobrevivió su madre.
Años después, Nakazawa creó Hadashi no Gen ("Gen de los Pies Descalzos", 1973), un manga de tipo autobiográfico donde dibujó sin tapujos la piel derretida de los irradiados que bien podrían haber sido sus propios vecinos. Diez años después, la obra fue adaptada a un largometraje animado. La escena del estallido dura cuatro minutos eternos y desborda una gran crudeza poética.
De todas maneras, no hay quien destrone a Godzilla como el rey indiscutido de la huella radiactiva en Japón. A su primera aparición en la película homónima de 1954, le siguieron varias secuelas y reinterpretaciones tanto locales como internacionales. Tal vez haya sido el paso de los años, o bien las múltiples reversiones pensadas para la floreciente industria del entretenimiento (o ambas a la vez), pero lo cierto es que se ha diluido un poco - intencionalmente o no - el origen mismo de la existencia del monstruo.
Godzilla, con su piel escamosa que también remitía a los irradiados, era la manifestación pop de la nueva relación que el inconsciente japonés derrotado tendría con la radiación.
La cultura pop del animé está multipresente en la vida cotidiana de los adolescentes japoneses.
Del otro lado del mundo, el discurso del vencedor era diametralmente opuesto. En los años de posguerra, surgió en la industria cultural estadounidense una nueva generación de superhéroes basados en personas comunes, cuyos poderes eran obtenidos, implícita o explícitamente, por contacto con lo radiactivo. Obras como Los Cuatro Fantásticos (1961), Spiderman (1962), Hulk (1963) y X-Men (1963), reflejaron así la relación victoriosa con la radioactividad presente en la psiquis colectiva estadounidense.
Supervivencia artística de un Japón derrotado
En uno de sus trabajos, el japonólogo español Federico Lanzaco Salafranca identifica el “impacto occidental” como una de las cinco vertientes espirituales a través de las cuales el japonés ve al mundo (las otras, el confucianismo, el budismo, el taoísmo y el sintoísmo, comúnmente asociadas a la esfera de lo tradicional).
Es que hacía ya tiempo que Japón no podía explicarse únicamente a través de geishas o samuráis. Desde el momento en que Perry llegó, y sobre todo luego de la explosión de las bombas, Japón se (re)construyó desde la hibridez. En los años posteriores a Hiroshima y Nagasaki, y con ayuda de capital extranjero, Japón combinó su forma de hacer las cosas con lo recibido de Occidente.
Un diseñador gráfico trabajando una figura del pop art japonés.
¿El resultado? El walkman, el primer tren bala, la filosofía de mejora empresarial kaizen y hasta Mario Bros. Estados Unidos sacudía la cabeza con preocupación al ser testigo de un crecimiento sobre el que ya no tenía control.
Hacia fines de los 80, la prosperidad que se percibía infinita se detuvo estrepitosamente cuando la burbuja se rompió. Sumido en una recesión y sin poder militar ofensivo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (una de las condiciones impuestas por el vencedor), un Japón nuevamente golpeado y algo desorientado sacó a relucir toda su cultura popular.
El periodista Douglas McGray bautizó al fenómeno como Japan’s National Cool (hoy, CoolJapan). Era la época de la expansión internacional de la mano de títulos como Pokémon, Dragon Ball o Sailor Moon, que fanatizaron a cientos de jóvenes -y no tan jóvenes- alrededor del mundo. Siguiendo la teoría del politólogo Joseph Nye, a falta de poder duro, Japón tenía poder blando de sobra para recuperar protagonismo.
El movimiento Suplerflat de Takashi Murakami reinterpretó el animé y la cultura pop de Japón.
Mientras los superhéroes radioactivos aparecían en Estados Unidos para salvar al mundo, en Tokio nacía el artista Takashi Murakami. Hijo del Japón híbrido de posguerra, deformó los íconos de la cultura popular, dejando entrever el profundo impacto que Estados Unidos y el capitalismo habían tenido en su país.
Llamó a su movimiento Superflat (Superplano) como una forma de identificar el auge del consumismo y la superficialidad que caracterizaría a la sociedad japonesa contemporánea.
Aun así, cierto es que no se vive de la crítica: como buen hijo del Japón que mezcla lo moderno y tradicional, Murakami también actúa como un agente de transformación y continuidad, habiendo realizado colaboraciones con Luis Vuitton o músicos como Pharrell Williams. Estados Unidos ahora observa y adapta: buena parte de sus animaciones en los últimos años se vieron influenciadas por el estilo anime, dándole un nuevo giro a este vínculo de idas y vueltas entre ambos países.
Hay un antes y un después de Hiroshima y Nagasaki, dos ciudades a veces comprensiblemente resumidas al terror de las bombas. No obstante, ellas también son parte de un proceso mucho más profundo y reflexivo, parte del cual se compartió aquí. Como símbolos de la paz, fijaron un nuevo modo de diplomacia y relacionamiento de Japón con sus pares. Y también, un nuevo camino de aprendizaje con la paciencia de aquellos antiguos Dō.
*Licenciada y Profesora en Estudios Orientales, Magister en Industrias Culturales
También te puede interesar
-
Eleonora Gosman: "Para Milei el Mercosur no debería existir"
-
El PSOE de Pedro Sánchez sufre dura derrota electoral en Extremadura tras escándalos
-
La sombra del antisemitismo
-
Muere un alto general ruso por el estallido de una bomba en su auto en Moscú
-
Expedientes del caso Epstein: acusan a Donald Trump de encubrimiento por la censura de fotos y datos publicados
-
Estados Unidos endurece el cerco petrolero sobre Venezuela y Trump escala la ofensiva contra Nicolás Maduro
-
Triste Navidad para los estafadores en Singapur: el gobierno anunció que vuelven los azotes...
-
Más presión a Maduro: EE.UU. interceptó otro petrolero que salía cargado desde Venezuela
-
Fragmentación y giro hacia la oposición en América Latina
-
En un clima de tensión, Honduras sigue sin definir el nuevo presidente