La conferencia de la ONU sobre cambio climático advierte que el 30% de las tierras mundiales están degradadas

En la COP-30 que se celebra en el estado amazónico de Pará, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva reclamó un compromiso global frente a la crisis climática y advirtió sobre los efectos devastadores del calentamiento global. La ausencia de Donald Trump y Javier Milei marcó el contraste ideológico del encuentro.

Lula ONU Cambio Climático Foto: AFP

BELEM – Con un clima benigno, de apenas 31 grados, comenzó esta mañana en la capital del amazónico estado de Pará la cumbre de mandatarios que participan en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-30). Al presidente Luiz Inácio Lula da Silva lo acompañan solo dos jefes de Estado sudamericanos: Gustavo Petro (Colombia) y Gabriel Boric (Chile). En contraste, asistieron varios líderes europeos, entre ellos los de Francia, Inglaterra, Alemania, España y Suecia. De China llegó el viceprimer ministro, mientras que Estados Unidos optó por una ausencia deliberada, con Donald Trump concentrado en una reunión financiera en Miami. Javier Milei siguió el mismo modelo: participa también de esa cita, en su decimocuarto viaje al territorio norteamericano. El gesto confirma su afinidad con el trumpismo, especialmente en su negacionismo climático.

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La cumbre tiene poco para celebrar. Las catástrofes climáticas se multiplican, pero el calentamiento global sigue sin figurar entre las prioridades de los gobiernos. Según datos de la ONU, al ritmo actual no se cumplirán las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que permitirían mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 °C, como establece el Acuerdo de París.

El primero en hablar fue el secretario general de la ONU, António Guterres, quien advirtió sobre las fuertes inversiones mundiales en explotación petrolera y gasífera, y denunció el fracaso global en garantizar que la temperatura del planeta permanezca por debajo de ese límite crítico.

Luego, Lula, como anfitrión, describió un escenario de “inseguridad y desconfianza mutua”, dominado por “intereses egoístas inmediatos”. Recordó que “2024 fue el primer año en que la temperatura media de la Tierra superó en un grado los niveles preindustriales”, un aumento que, alertó, puede persistir durante décadas. “No podemos abandonar el objetivo del Acuerdo de París”, insistió.

Convocó a “acelerar la transición energética y proteger la naturaleza”, con políticas que reviertan el desmonte de selvas y bosques y reduzcan la dependencia de los combustibles fósiles. Según sus estimaciones, si no se actúa de inmediato, las pérdidas humanas alcanzarán las 250.000 muertes anuales, y el PBI global podría caer hasta un 30 %. “Es hora de encarar la realidad y decidir si tenemos el coraje para las transformaciones necesarias”, afirmó.

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Por su parte, Kaveh Zahedi, director de la FAO para Cambio Climático, Biodiversidad y Medio Ambiente, advirtió que la crisis ya impacta en la producción de alimentos: “Las cosechas disminuyen y la imprevisibilidad obstaculiza el futuro. El hambre afecta hoy a 700 millones de personas”. Añadió que un tercio de las tierras agrícolas del planeta está degradado, y aumentan las plagas y enfermedades.

Tanto Lula como Guterres coincidieron en que será necesario movilizar 1,3 billones de dólares por año hasta 2035 para financiar las acciones contra la crisis climática. El presidente brasileño señaló dos obstáculos principales: la desconexión entre los foros diplomáticos y la realidad y las rivalidades geopolíticas que desvían la atención del combate ambiental. “Las versiones extremistas fabrican mentiras para conseguir ganancias electorales”, concluyó.