Lula da Silva: “Los países pobres están hartos de los acuerdos climáticos incumplidos”
El presidente brasileño lanzó un duro mensaje al hablar ante la cumbre de la ONU sobre el cambio climático, que se desarrolla en Dubái. Denunció también el cansancio de las naciones menos desarrolladas ante la ayuda financiera que no llega para poder enfrentar las metas fijadas. La cita ambiental enfrenta un panorama difícil: al ritmo actual, el mundo duplicará el objetivo de aumento de temperatura para este siglo.
La lucha contra el calentamiento global exige un cambio de rumbo urgente, porque el mundo “está harto de acuerdos climáticos incumplidos”, afirmó ayer el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, al abrir con su discurso la cumbre COP28 de la ONU en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, de la que participan unos 140 líderes mundiales.
El presidente brasileño, que hizo de la cuestión ambiental uno de los elementos centrales de su gestión y de su esfuerzo porque Brasil “regrese al mundo”, luego del aislacionismo de Jair Bolsonaro, desembarcó en la cumbre con una iniciativa internacional para proteger los bosques tropicales.
Los países pobres, agregó Lula, están hartos “de la ayuda financiera que no llega”, añadió, recalcando que ante “los discursos elocuentes y vacíos”, se necesitan “actitudes concretas”.
La cumbre climática de Dubái se vio ensombrecida por la reanudación de la guerra en Gaza. La delegación iraní abandonó la conferencia en protesta por la presencia israelí.
Y el propio presidente del Estado hebreo, Isaac Herzog, que debía intervenir ante la asamblea de líderes, abandonó Dubái sin efectuar declaraciones, justo cuando volvían a caer las bombas en Gaza. Lula se reunió con Herzog para hablar de la situación de los rehenes, según fuentes de la comitiva brasileña.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, muy crítico con la respuesta israelí al sangriento ataque de Hamas del 7 de octubre, aseguró que lo que está viviendo la población en Gaza “es un ensayo” de las crisis climáticas del futuro.
La conferencia de todos los récords. La COP28 es la conferencia del clima de todos los récords: más de 80 mil delegados oficiales, lo que significa el doble respecto de la cita anterior. Es también una conferencia que debe hacer balance de los récords climáticos: 2023 es el año más cálido registrado hasta la fecha, y el planeta emitió más gases de efecto invernadero que nunca.
El presidente de la COP28, el emiratí Sultan Al Jaber, obtuvo un triunfo diplomático en la apertura de la conferencia al lograr la aprobación por unanimidad del lanzamiento de un fondo de pérdidas y daños en favor de los países más afectados. Ese fondo, reclamado durante más de tres décadas por los países en desarrollo, fue negociado en un tiempo récord y empezará a funcionar en 2024. El Banco Mundial lo albergará inicialmente, pero su gestión estará en manos de donantes y beneficiarios, aseguró el presidente de la institución, Ajay Banfa. El fondo ha recaudado por el momento unos 700 millones de dólares.
Tradicionalmente, los líderes del planeta acuden a las COP con anuncios de planes e inversiones ecológicas bajo el brazo, para enfrentar las grandes expectativas de los activistas y de los climatólogos.
Por detrás queda discretamente la realidad de la transición energética y sus dificultades.
Lula no mencionó que Brasil ha sido invitado oficialmente a integrar una alianza con el club de países exportadores de petróleo, la OPEP. “¿Quiere ser un líder climático o un país dependiente de los combustibles fósiles? No puede ser ambas cosas a la vez”, reaccionó la organización ambientalista 350.org.
Emiratos Árabes Unidos anunció un nuevo fondo de 30 mil millones de dólares de lucha contra el cambio climático, bajo el nombre Alterra. Y el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a los países del G7 de las mayores potencias occidentales que abandonen el carbón de aquí a 2030.
Precisamente de aquí a esa fecha es necesaria, tan solo para los países en vías de desarrollo, una inversión de hasta 5,9 billones de dólares para todos los aspectos de la lucha climática: mitigación de las emisiones, adaptación a la nueva realidad meteorológica, cambio de la matriz energética.
Al ritmo actual, según los climatólogos, el planeta se encamina a un aumento de su temperatura media de entre 2,5 ºC y 2,9 ºC este siglo, cerca del doble del objetivo ideal (+1,5 ºC). Para frenar ese calentamiento es esencial acelerar la salida de los combustibles fósiles, advierten los expertos. Abandonar su uso cuanto antes, sin condiciones, o de manera gradual, dejando margen a la situación individual de cada país, es un debate aún sin resolver, y que vuelve a estar presente en los debates en torno al borrador de la declaración de la COP28.
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