Cuando el apego por los objetos dice mucho de nosotros mismos

El ser humano es complejo, variable, inconmensurable. A veces. Y la teatralidad siempre se caracterizó por profundizar en las cualidades humanas para darlas vuelta, desmenuzarlas y tratar de entenderlas. Probablemente sea eso lo que intentaron hacer Fernanda Provenzano y Nicolás Manasseri con El Funeral de los Objetos, un exitoso musical en el que los personajes se reúnen para exorcizar los traumas del pasado que fueron volcados justamente en determinadas cosas.

Así está la mujer soltera que sigue llevando un juguete de la niñez o la que lleva una carterita plateada a todos lados, el  hombre que carga con una radio antigua o el que no se desprende de un maletín. Unidos por un coach preparado para ayudarlos a desprenderse del pasado, algo que para ninguno es fácil (como tampoco lo es en la vida real para nosotros, los espectadores).

Por medio de canciones, y de escenas vívidas y contagiosas, este musical argentino que va por la tercera temporada en el Paseo La Plaza, va haciendo el proceso de desprendimiento por medio de ese Funeral, que para nosotros resulta divertido y contagioso, casi irrespetuoso desde las reacciones de los otros participantes (que a veces compartimos), como si fuera un desfile de Mardi Gras. 

El resultado de esta desopilante e irreverente propuesta de 80 minutos se convierte en disfrute para el espectador de la mano de un elenco compacto (Eugenia Fernández, Fernanda Provenzano, Nicolás Manasseri, Vìctor Hugo Araguas, Martina Alonso, Matìas Zajic, Rafael Escalante y Daniela Rubiatti) y que tiene todo incorporado al milímetro para que cause ese efecto. Por eso el compromiso de exorcismo se renueva cada miércoles a las 20 en la Sala Pablo Picasso (Av. Corrientes 1660, CABA), y son muchos los feligreses que vuelven al teatro para ser influenciados por su efecto.

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