Un retrato del historiador Don Diego Ortiz de Zúñiga que desde 1870 se encontraba en el castillo de Penrhyn, al norte de Gales, ha sido identificado como una obra del gran pintor español del barroco Bartolomé Esteban Murillo. Fue adquirido originalmente por el barón de Penrhyn a los marqueses sevillanos de Montefuerte, pero la familia de Ortiz de Zúñiga que vendió el cuadro encargó una copia, hoy en día en el Ayuntamiento de Sevilla.
En 1901 el retrato de Penrhyn se clasificó como una segunda copia de un original perdido de Murillo. Sin embargo, recientemente el profesor Benito Navarrete Prieto, profesor de la Universidad de Alcalá y uno de los comisarios del Año Murillo, al limpiar la capa de barniz y hollín que cubría el rostro y el fondo descubrió las señales de un Murillo auténtico.
Reconocido como uno de los grandes artistas del barroco español, Murillo pintó muchas obras de carácter religioso, entre ellas múltiples imágenes de la Inmaculada Concepción. Se lo considera también uno de los más notables retratistas de su época, por lo que desarrolló importantes contactos con los nobles intelectuales de Sevilla, quienes le encargaron numerosos retratos, entre ellos Diego Ortiz de Zúñiga.
Historiador de renombre, Caballero de la Orden de Santiago, fue autor de los Annales Eclesiásticos y Seculares de la muy Noble y muy Leal Ciudad de Sevilla, Metrópoli de Andalucía, donde realiza la crónica de los acontecimientos de la ciudad desde 1246 hasta 1671. Esta obra y otras se hallan hoy en la Biblioteca Nacional de España.