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El inminente fin del home office

La vuelta al trabajo se perfila como un problema de acción colectiva. Las personas mayores y más establecidas no quieren regresar y no sienten que sea necesario para hacer su trabajo.

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Home office | Shutterstock

Es hora de volver a la oficina. Nadie quiere escuchar esto, pero eventualmente estaremos viajando cinco días a la semana. Tal vez, como alguien que ha trabajado desde su casa la mayor parte de su carrera, no soy el mensajero adecuado. Sin embargo, es la verdad.

Hace poco hablé con una ejecutiva exitosa de una gran empresa de medios de alrededor de 50 años. Ella dijo que no quería volver nunca a la oficina. Le encantaba trabajar desde su segunda vivienda ubicada en Miami, o desde el resort en México del que acababa de regresar. Dijo que era igual de productiva, si no más, trabajando de esta manera. Le pregunté si pensaba que la situación era igual de beneficiosa para el personal subalterno.

Esta ejecutiva había creado valiosos contactos y relaciones de camaradería, y adquirido la cultura organizacional al pasar muchas horas en la oficina con sus compañeros de trabajo mientras ascendía de rango. Hay que trabajar muy duro al principio de una carrera, pero el tiempo en las trincheras con colegas, pedir comida para llevar cuando hay que trabajar durante la cena y salir a tomar una copa después es lo que ayuda a que sea soportable. Esto forma relaciones que duran el resto de la vida profesional.

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Entonces no es suficiente que los jóvenes regresen a la oficina, también necesitan ver e interactuar con los miembros sénior del personal. Sus compañeros de trabajo mayores no solo los capacitan, sino que el tiempo que pasan trabajando juntos, en persona, es la forma en que el personal sénior se involucra en el éxito de sus colegas más jóvenes. Es por eso que les ofrecen nuevas asignaciones, los apoyan para las promociones y los asesoran. Es fundamental para el progreso de las carreras. Y es difícil, si no imposible, construir ese tipo de vínculos a través de la pantalla de una computadora.

La ejecutiva estuvo de acuerdo en que se benefició de pasar días en la oficina cuando era más joven y que el personal sénior la había asesorado. Le pregunté si sentía la necesidad de devolver esa generosidad volviendo a la oficina. Lo pensó y luego argumentó que ir a la oficina representaba un riesgo para la salud, por lo que ahora la situación sería diferente.

La vuelta al trabajo se perfila como un problema de acción colectiva. Las personas mayores y más establecidas no quieren regresar y no sienten que sea necesario para hacer su trabajo. Pero hacer que regresen a la oficina es importante para la cultura del lugar de trabajo, la productividad a largo plazo y para transmitir habilidades e influir sobre los colegas más jóvenes.

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Si estos trabajadores mayores no regresan, hay menos motivación para que los jóvenes regresen también. Y en este momento, no es que mucha gente esté volviendo: las tasas de ocupación de oficinas son solo del 40% en Estados Unidos y son aún más bajas en ciudades como Nueva York y San Francisco.

Regresar a la oficina es fundamental no solo para capacitar a los trabajadores más jóvenes, sino también para establecer una cultura de oficina en todos los rangos etarios. Si no vemos a nuestros compañeros de trabajo con regularidad, es fácil olvidar que nos agradan. Una persona que, de otra manera, nos parecería amigable puede convertirse en ese gerente que existe únicamente para evitar que nuestras grandes ideas se hagan realidad, o que el aburrimiento se prolongue demasiado en las reuniones virtuales. Conectarse con colegas es una gran parte de lo que mantiene felices a las personas en el trabajo. Un regreso lento a la oficina puede ser una de las razones por las que están aumentando las renuncias.

Es cierto que ir a la oficina puede parecer una pérdida de tiempo. Implica ponerse ropa más bonita y viajar, a veces largas distancias. La investigación realizada por el economista de Stanford Nicholas Bloom y sus coautores estima que trabajar desde casa durante la pandemia aumentó la productividad hasta en un 5% (dependiendo del trabajo), en gran parte al evitar un viaje al trabajo y tener más tiempo de tranquilidad. Pero explicó por correo electrónico que también algo bueno puede ser demasiado: “veo el impacto del trabajo remoto en la productividad un poco como ir al gimnasio: excelente, con moderación, pero problemático en exceso”.

Le preocupa el impacto a largo plazo en la productividad de trabajar demasiado desde casa. Él dice que en muchos trabajos se necesitan más de tres días en la oficina para facilitar la creatividad, la innovación y el desarrollo de la cultura organizacional.

Razones para regresar a la oficina

La cultura organizacional, la retención y la capacitación son probablemente la razón por la que muchos jefes exigen que las personas regresen a la oficina. Superar un problema de acción colectiva generalmente requiere un pequeño empujón. Pero el problema aquí es que el empujón podría no funcionar. Bloom descubrió que exigir la presencia en la oficina puede hacer que los empleadores sean menos competitivos para la mantención y captación del talento. Los empleados pueden incluso aceptar un recorte salarial de hasta un 8% para mantener la flexibilidad. Hasta el 15% de las personas dicen que planean no volver nunca al trabajo en la oficina.

Entonces, ¿por qué no volver dos o tres días a la semana? La encuesta de Bloom sugiere que eso es lo que planea hacer la mayoría de las personas que pueden trabajar de forma remota. Él piensa que un modelo híbrido puede ser óptimo en términos de productividad, ya que equilibra el ahorro de tiempo de viaje con suficiente tiempo presencial. Y el regreso a la oficina probablemente comenzará de esa manera.

Pero puede que no sea sostenible. Eventualmente, la opción de trabajar desde casa puede volverse equivalente a la idea de que no tienes que responder tu correo electrónico el fin de semana. Técnicamente, es una elección, pero no una que realmente puedas hacer si quieres avanzar.

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Ir todos los días muestra más dedicación y da la oportunidad de ofrecerse de voluntario para grandes tareas, o de simplemente conversar tomando un café y decidir algo importante con las otras personas que se asistieron ese día.

La forma como trabajamos siempre está evolucionando. Durante la mayor parte de la historia humana, la gente no trabajó en una oficina o en una fábrica. A medida que cambia la tecnología, también cambia la disposición de trabajo ideal. Ahora tenemos la tecnología que permite teletrabajar en muchos empleos, y la pandemia impulsó esa transición. Pero la tecnología y la cultura no siempre cambian al mismo ritmo. Idealmente, el trabajo desde casa seguirá existiendo de alguna forma, tal vez como una opción si trabaja por contrato y anhela más flexibilidad. O puede usar la opción cuando la necesite, como cuando su hijo está enfermo. De lo contrario, todo el mundo necesita volver.