El plan de Google para comprar Fitbit Inc. se ha encontrado con un muro de preocupaciones antimonopolio y de privacidad en EE.UU., Europa y Australia, donde los funcionarios de competencia desconfían cada vez más de cómo las gigantes de Internet pueden ejercer control sobre los datos para consolidar su dominio.
La adquisición por parte de Google de la fabricante de relojes inteligentes y rastreadores de actividad física por US$2.100 millones, anunciada en noviembre, agregaría dispositivos vestibles al negocio de hardware de la gigante de Internet. También avanza las ambiciones de la matriz de Google, Alphabet Inc., de expandirse en el sector de la atención médica agregando datos de los más de 28 millones de usuarios de Fitbit. Google ha establecido asociaciones de servicio en la nube con grupos de hospitales y ha firmado un acuerdo con la Clínica Mayo para construir nuevas herramientas de inteligencia artificial.
En el pasado, el acuerdo de Fitbit probablemente no habría despertado mucha preocupación entre los encargados de hacer cumplir las leyes de competencia, ya que la compañía no compite directamente con Google. E incluso con Fitbit, Google tendría una participación minúscula en el mercado de hardware y rastreadores de actividad física.
Hoy hay mayor preocupación, particularmente en la Unión Europea, sobre cómo las compañías tecnológicas pueden aprovechar su control sobre los datos para ser cada vez más poderosas. Los reguladores también enfrentan críticas de que han sido demasiado permisivos al permitir acuerdos tecnológicos como la adquisición por parte de Facebook Inc. del servicio de mensajería WhatsApp por US$19.000 millones en 2014 y su compra de US$1.000 millones del servicio de intercambio de fotos Instagram en 2012.
“Sería un gran caso de prueba”, asegura Maurice Stucke, profesor de derecho antimonopolio de la Universidad de Tennessee que llama a compañías como Google “Datopolios” debido a la gran cantidad de datos que mantienen. “La preocupación es que Google usaría estos datos para ayudar a reforzar su dominio en otros segmentos”.
El acuerdo, que Google espera cerrar este año, está bajo investigación por la división antimonopolio del Departamento de Justicia de EE.UU., según una persona familiarizada con el asunto, y probablemente será sometido a revisión por parte de la Comisión Europea.
Las autoridades australianas también están monitoreando el vínculo propuesto, pero no lo revisarán hasta que las compañías presenten el informe de la autoridad de competencia. “La preocupación que tiene la gente es, bueno, podría haber dado mi consentimiento para que Fitbit tuviera esta información, pero no le di mi consentimiento a Google”, y ahora Google podría combinarlo con todos sus otros datos, explica Justin Warren, miembro de la junta de Electronic Frontiers Australia.
Google declinó hacer comentarios. Fitbit no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
Supervisión más dura
En cada región, las compañías tecnológicas están bajo una supervisión más estricta debido a su tamaño y sus prácticas de recopilación de datos y privacidad, lo que plantea nuevos obstáculos para las adquisiciones de todo tipo.
El regulador australiano, por ejemplo, está estableciendo una unidad especial para escudriñar a los gigantes de la tecnología, luego de un informe del gobierno que plantea preocupaciones sobre el uso y el almacenamiento de datos personales y la erosión de los principales medios de comunicación.
Los encargados de hacer cumplir la ley antimonopolio y los legisladores en Estados Unidos están analizando cómo las fallas de privacidad pueden plantear problemas de competencia.
En la UE, donde las empresas están sujetas a la amplia ley de privacidad del bloque, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager ha pedido reglas adicionales para controlar cómo las compañías tecnológicas recopilan y usan los datos.
Google ya está luchando contra amplias investigaciones antimonopolio en todo el mundo. En Estados Unidos, el Departamento de Justicia, junto con fiscales generales estatales, están investigando posibles violaciones antimonopolio en publicidad digital.
A medida que avanzan las consultas, hay un reconocimiento generalizado de que los datos obtenidos por las gigantes tecnológicas han creado barreras casi insuperables para la competencia. Cuantos más datos controlen las empresas tecnológicas, mejores serán sus productos. Algunos han argumentado que los datos del consumidor son tan valiosos para las plataformas tecnológicas que las compañías deberían pagarle a los usuarios por ellos.
Este mes, Google reforzó su retención de datos, cortando el intercambio de datos con anunciantes y comercializadores. Esa decisión eliminó el uso de las llamadas cookies de terceros, que permiten a las empresas que utilizan la tecnología de Google para comprar espacio publicitario rastrear a los lectores en la web y enviarles anuncios dirigidos. Si bien Google dijo que el cambio aumentaría la privacidad de los usuarios, algunos críticos dicen que la compañía está utilizando la privacidad como cobertura para mantener su dominio sobre los datos.
Los negocios de Google ya han recibido un amplio escrutinio en Europa, con tres investigaciones antimonopolio de la UE que han resultado en multas por más de US$9.000 millones. Nuevas investigaciones de privacidad pueden conducir a aún más multas.
Investigaciones extensas
Ioannis Kokkoris, profesor de derecho y economía de la Universidad Queen Mary de Londres, dijo que espera que la compra de Fitbit sea objeto de una investigación más extensa.
“El acuerdo se relaciona con mercados complicados y la definición del mercado será un determinante importante para el resultado: de qué tipo de reloj estamos hablando” y qué información de salud, dijo en un correo electrónico. “Los beneficios potenciales más amplios para Google de tener acceso a dichos datos también deberán evaluarse en detalle”.
Los encargados de hacer cumplir las leyes antimonopolio de Estados Unidos podrían presentar un caso sólido contra el acuerdo, argumentando que la adquisición de los datos de usuario de Fitbit complementará los datos existentes de Google y permitirá a la compañía mantener su monopolio en la búsqueda en Internet, explica Stucke, el profesor de derecho. Los agentes antimonopolio también podrían afirmar que Google degradaría las protecciones de privacidad de Fitbit con el tiempo para recopilar más datos, dice.
Google ha dicho que sería transparente sobre los datos que recopila y que nunca venderá información personal. También dijo que no usaría los datos de salud y bienestar de Fitbit para los anuncios de Google y que permitiría a los usuarios de Fitbit eliminar sus datos.
Sin embargo, las compañías tecnológicas han mostrado un patrón de retroceder en tales promesas después de completar las adquisiciones, afirma Dina Srinivasan, experta antimonopolio y exejecutiva de tecnología publicitaria que ha asesorado a editores de noticias que han presentado quejas antimonopolio sobre el dominio de Google.
Cuando Google acordó comprar la compañía de tecnología publicitaria DoubleClick en 2007, dijo a los legisladores que proteger la privacidad era parte de su cultura. Aunque la Comisión Federal de Comercio aprobó la fusión, la Comisaria Pamela Jones Harbour dijo que las promesas de Google no deberían aceptarse al pie de la letra y sugirió que la agencia ordene un muro que separara los datos de DoubleClick del resto de los datos de Google.
La reticencia de Harbour resultó profética. Google cambió su política de privacidad en 2016 para permitir la combinación de datos de DoubleClick con información de identificación personal que tiene sobre los usuarios, lo que provocó una queja de los defensores de la privacidad.
Google tiene un incentivo para “disminuir la privacidad de los usuarios tanto como sea posible y aumentar los datos para ingresar en sus subastas y ganar más dinero”, dijo Srinivasan. “Los reguladores tienen que despertarse”.