Argentina dijo que seguirá tratando de evitar un costoso incumplimiento, incluso mientras extiende una cuarentena nacional para detener la propagación del coronavirus.
El presidente Alberto Fernández afirmó que el país aún priorizaría evitar el incumplimiento de su deuda externa, a pesar de que la economía ya en dificultades se verá obstaculizada por una cuarentena ordenada por el gobierno, ahora en vigor hasta el 12 de abril.
Las aseveraciones de Fernández se producen mientras Argentina intenta renegociar US$69.000 millones en deuda externa y reelaborar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, un proceso que comenzó antes de que el virus condujera a un colapso histórico de los mercados mundiales. Argentina había dicho originalmente que esperaba llegar a un acuerdo con los acreedores privados antes del 31 de marzo, pero luego admitió que el plazo podría ser alterado.
Un refuerzo desde el FMI, el "respirador" contra el default
“Nunca es bueno quedar en default. Nuestra idea es la misma que el primer día, necesitamos tiempo”, dijo Fernández en una entrevista en la estación local Radio con Vos. “Hoy no podemos pagar y hoy tenemos más argumentos”.
Fernández también dijo que la actitud del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha complicado los esfuerzos de Argentina para detener la propagación del virus. La falta de medidas podría hacer que Brasil “entre en la misma espiral que Italia”, uno de los países más afectados por el virus.
Argentina ha sido elogiada por sus medidas agresivas para detener la propagación de COVID-19, cerrando las fronteras del país y deteniendo la mayoría de los vuelos extranjeros y nacionales antes de anunciar una cuarentena nacional el 19 de marzo. Ahora se espera que el PIB argentino se contraiga 5,4% en 2020, en comparación con 1% anteriormente, según un pronóstico de Goldman Sachs.
La respuesta financiera de Argentina a la crisis ha incluido medidas como pagos adicionales para padres y jubilados de bajos ingresos, una transferencia en abril de 10.000 pesos (US$155) para trabajadores informales y algunos trabajadores independientes, y un congelamiento de precios de 2.300 productos esenciales.
Al 30 de marzo, Argentina había reportado 820 casos del virus y 21 muertes.