El candidato presidencial de la oposición, Efraín Alegre, dice que Paraguay necesita una reforma del sistema judicial para recuperar su condición de país económicamente próspero y finalmente obtener el tan ansiado grado de inversión.
Los abundantes recursos naturales y una fuerza laboral joven por sí solos no garantizarán el desarrollo sostenible a menos que Paraguay limpie su opaco sistema de nombramiento de jueces a través de una nueva legislación o cambiando las normas del proceso de selección, señaló Alegre en una entrevista de cara a las elecciones generales del 30 de abril.
Aunque el país sudamericano sin salida al mar se ha forjado una reputación entre los inversionistas desde que emitió por primera vez bonos internacionales en 2013, las agencias calificadoras llevan mucho tiempo destacando la debilidad de las instituciones como un obstáculo para obtener la calificación de grado de inversión. Paraguay figura con frecuencia entre los peores países latinoamericanos en el índice anual de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional.
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“Lo que nos falta es seguridad jurídica”, dijo el candidato de 60 años en una entrevista telefónica desde Asunción. “Si podemos lograr la calificación de grado de inversión, sabemos que podemos dar un salto muy importante”.
Sostiene que obtener el grado de inversión podría beneficiar a la economía con hasta US$2.500 millones en inversiones adicionales. Paraguay recibió apenas US$122 millones en inversión extranjera directa en 2021, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU.
Encuestas recientes muestran una reñida contienda entre Alegre, un político de carrera que lidera una coalición de conservadores e izquierdistas, y el candidato del gobernante Partido Colorado, Santiago Peña, de cara a las elecciones. El equipo de Peña rechazó una solicitud de entrevista.
Una victoria del candidato de la oposición no solo reforzaría la reciente tendencia de los partidos gobernantes a perder sus cargos en América Latina, sino que también sacaría a los colorados del poder por segunda vez desde el final de la dictadura de Alfredo Stroessner en 1989.
Paraguay, un país de 7,5 millones de habitantes del tamaño de California, se convertirá este año en el tercer exportador mundial de soja, después de que una grave sequía redujera la producción en la vecina Argentina. También es un gran exportador de carne de vacuno y energía renovable de represas hidroeléctricas.
Aun así, alrededor de una cuarta parte de la población vive en la pobreza y el crecimiento ha promediado poco más del 1% en los últimos cinco años después de una expansión promedio del 4,3% en la década hasta 2019, uno de los mejores desempeños en América. Se espera que la economía de US$43.000 millones se recupere y crezca un 4,5% este año, según el Fondo Monetario Internacional.
Standard & Poor’s califica los bonos del país en “BB”, dos niveles por debajo del grado de inversión, mientras que las calificaciones de Moody’s y Fitch son un grado más altas.
Energías renovables y Taiwán
Alegre, miembro del conservador Partido Liberal Radical Auténtico desde su juventud, no encaja en el molde de los líderes izquierdistas que en los últimos años han llegado al poder en países latinoamericanos desde Colombia a Chile. De hecho, ha prometido recortar el déficit fiscal, promover la inversión extranjera y mantener bajos los impuestos.
Presenta a su coalición Concertación como una fuerza estabilizadora y un agente de cambio en medio de las sanciones estadounidenses contra altos líderes colorados y afirma que mejorar el sistema de selección del poder judicial es clave para luchar contra la corrupción y la ilegalidad.
“Tenemos que establecer un proceso que garantice la selección de los [jueces] más idóneos y de los más capaces”, dijo durante la entrevista.
Alegre también quiere crear más puestos de trabajo en el sector manufacturero licitando contratos de energías renovables a empresas industriales. La electricidad barata de Paraguay y su proximidad a Brasil y Argentina han fomentado una creciente industria manufacturera para la exportación, que el año pasado envió más de US$1.000 millones en bienes.
Cumplir su visión de una revolución industrial basada en energías limpias requerirá considerables dotes políticas y diplomáticas. Alegre ha prometido renegociar un pacto con Argentina sobre la represa de Yacyretá, en el río Paraná. También tiene previsto negociar con Brasil un nuevo acuerdo de distribución de energía y tarifas para Itaipú, una de las mayores represas hidroeléctricas del mundo, al principio de su Gobierno. Itaipú suministró casi el 86% de la energía de Paraguay en 2021.
“El hecho de que hoy Lula sea nuevamente presidente facilitará esta conversación”, dijo Alegre refiriéndose al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Sin embargo, su propuesta de política exterior más controvertida es su antigua promesa de revisar la alianza de Paraguay con Taiwán si llega a la presidencia. El país, que mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán desde 1957, no puede vender directamente sus productos agrícolas a China debido a sus vínculos con la isla, que Pekín considera una provincia renegada.
Alegre dice que esa estrategia significa que las empresas paraguayas pierden oportunidades de negocio, y agrega que está en conversaciones con el Gobierno taiwanés antes de las elecciones.
“Estamos conversando con Taiwán, con el embajador. No tenemos una posición asumida. Tenemos, sí, una visión crítica de cómo se han venido manejado las relaciones entre Paraguay y Taiwán”, dijo Alegre, agregando que su equipo actualmente no está negociando con China.
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