Las expectativas de inflación a corto plazo de Estados Unidos descendieron inesperadamente al nivel más bajo en más de un año y la confianza del consumidor repuntó, ayudada por la caída de los precios de la gasolina.
Los consumidores proyectan que los precios suban a una tasa anual del 4,6% el próximo año, por debajo del 4,9% previsto un mes antes, al nivel más bajo desde septiembre de 2021, según la lectura preliminar de diciembre de la Universidad de Michigan. Las expectativas de inflación de largo plazo se mantuvieron en un 3%.
El índice de confianza aumentó a 59,1 desde 56,8 el mes pasado, según mostraron los datos el viernes. La estimación mediana en una encuesta de economistas de Bloomberg proyectaba una lectura de 57.
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“Las preocupaciones de los consumidores sobre los altos precios en una variedad de contextos se redujo algo durante el último mes, aunque estas preocupaciones siguen siendo sustancialmente más altas que hace un año y medio, lo que demuestra que la reducción en las expectativas de inflación para el año venidero no fue solo gracias a los precios actuales de la gasolina”, dijo Joanne Hsu, directora de la encuesta, en un comunicado.
El retroceso en las expectativas de inflación fue amplio en todos los grupos demográficos. La inflación ha mostrado signos de reducción en los últimos meses, y se proyecta que se desacelerará aún más en los nuevos datos que se publicarán la próxima semana, pero los consumidores aún enfrentan precios históricamente altos.
El informe mostró que el cambio promedio esperado en los ingresos aumentó al más alto en 15 años, sin embargo, la mitad de todos los encuestados dijeron que esperan que la inflación supere esas ganancias durante el próximo año.
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A medida que la Reserva Federal continúa aumentando las tasas de interés, la incertidumbre económica que incluye preocupaciones de recesión también pesa sobre la confianza.
El indicador de condiciones actuales aumentó a 60,2 desde 58,8. Una medida de expectativas subió a 58,4 este mes desde 55,6 en noviembre.
Las condiciones de compra de bienes duraderos mejoraron y la percepción de los consumidores sobre el mercado laboral sufrió pocos cambios.
“Con la continua erosión del poder adquisitivo de los consumidores, los rápidos aumentos en los saldos de tarjetas de crédito y préstamos para automóviles, y las continuas preocupaciones sobre el alto costo de los préstamos, la fortaleza en el gasto que hemos visto este año podría difícil de sostener”, dijo Hsu.