El Fondo Monetario Internacional dijo el lunes que los funcionarios argentinos reafirmaron el compromiso del país con su programa de US$44.000 millones con el fondo, en un intento de apuntalar la confianza después de que la economía cayera en una crisis más profunda.
La ministra de Economía argentina, Silvina Batakis, “coincidió en la importancia de la implementación decisiva del programa”, según tuiteó el lunes la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, tras reunirse con la nueva ministra, quien retuiteó el comentario.
Por su parte, el Ministerio de Economía dijo que Batakis expuso los desafíos económicos del país a los funcionarios del FMI en extensas reuniones sin hacer referencia a ninguna discusión sobre la ejecución del programa. Batakis también se reunió con funcionarios del Tesoro de Estados Unidos, incluido David Lipton, asesor sénior de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
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Fue la primera reunión importante del FMI con funcionarios argentinos desde que el predecesor de Batakis, Martín Guzmán, renunció abruptamente el 2 de julio, haciendo estallar una crisis política que llevaba tiempo gestándose. Desde la salida de Guzmán, la incertidumbre política ha hecho que los precios se disparen y el peso se desplome en los mercados no oficiales, enturbiando las perspectivas del programa del FMI.
Uno de los últimos acreedores internacionales que le quedan a Argentina, el Banco Interamericano de Desarrollo, insinuó el lunes que no aprobará un nuevo financiamiento hasta que el Gobierno ponga la casa en orden.
Batakis ha insistido en cumplir el acuerdo que negoció Guzmán e incluso impuso un congelamiento de las contrataciones en el sector público como medida fiscal. Sin embargo, también ha dicho en comentarios separados que algunos objetivos del programa del FMI cambiarán en cada revisión.
Dados los desafíos que enfrenta, algunos exfuncionarios del FMI esperan que Batakis se vea obligada a devaluar el peso a un ritmo más rápido y alinear múltiples tipos de cambio para que el programa continúe.
“Sin eso, dudo que el FMI esté dispuesto a seguir apoyando a Argentina: una devaluación y una simplificación del sistema cambiario”, dijo Claudio Loser, economista argentino que se desempeñó como director del FMI para el hemisferio occidental en la década de 2000. “Realmente tendrán que hacer ciertas cosas porque tengo la impresión de que la paciencia con Argentina se está agotando”.
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Otros antiguos responsables políticos destacan la división política en la coalición gobernante de Argentina, que puede socavar la capacidad de Batakis para cumplir el acuerdo con el FMI. El programa exige recortes en el gasto, menos impresión de dinero y el aumento de las reservas del banco central.
Bloque de izquierda
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y su bloque de extrema izquierda dentro de la coalición votaron en contra del acuerdo con el FMI en el Congreso el pasado mes de marzo. Funcionarios cercanos a Kirchner, que fue presidenta entre 2007 y 2015, impidieron también la capacidad de Guzmán para aplicar los recortes de gastos, lo que finalmente condujo a su renuncia.
Kirchner aún no ha dicho nada sobre la nueva ministra, lo que genera dudas sobre si Batakis tiene más autoridad que la que tenía Guzmán para cumplir el acuerdo con el FMI.
Esas mismas divisiones políticas en el Gobierno de Argentina pesarán mucho sobre su capacidad para ejecutar el programa y obtener concesiones del FMI, dicen exfuncionarios.
“Esta es una crisis política que está agravando todos los profundos problemas económicos que tiene Argentina”, afirma Héctor Torres, ex miembro del directorio ejecutivo del FMI que representó a Argentina. “Si yo estuviera en el directorio del FMI, estaría observando lo que hacen y diciendo ‘bueno, este es su desastre, no es nuestro desastre, nosotros no estamos desencadenando esta crisis, ustedes están desencadenando esta crisis por su crisis política y su falta de competencia’”.
LM