Los problemas de dinero de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) son tan graves que el secretario general afirma que le gustaría poder vender su residencia oficial en el vecindario Sutton Place de Manhattan, pero ni siquiera puede hacer eso.
Antonio Guterres se enteró de que la mansión de Manhattan con vistas panorámicas del East River no se puede poner en el mercado porque Estados Unidos tiene derecho a reclamarla.
"Lo primero que hice cuando llegué fue preguntar si podía vender la residencia", comentó a diplomáticos el martes. "No estoy bromeando. Es una historia real. Descubrí que no podía, porque la residencia solo se puede vender a EE.UU. cuando cerremos las puertas en Nueva York".
La ONU no va a cerrar sus puertas en el corto plazo, pero Guterres insistió en que el organismo mundial está bajo un mayor estrés financiero. Ya que algunos Estados miembros no pueden pagar lo que deben y normas presupuestarias bizantinas restringen la capacidad de la ONU de mover su dinero de manera eficiente, la organización enfrenta un déficit combinado de casi US$2.000 millones para operaciones de mantenimiento de la paz y su presupuesto ordinario.
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Límite de Trump
Un culpable desde la perspectiva de la ONU es el presidente Donald Trump, quien limitó el aporte estadounidense al presupuesto para mantener la paz de la organización en un 25%, aunque la entidad mundial dice que debería asignar un 28,5%. Eso deja una brecha que no se puede cerrar, afirma Guterres, porque si reduce los costos para cubrirlo, los demás países también reducirán sus contribuciones.
La casa de Manhattan fue construida para Anne Morgan, hija del titán bancario JP Morgan y defensora de los derechos de la mujer a principios del siglo XX. Recientemente se realizó una renovación para reparar su sistema central de aire y calefacción. La casa de estilo georgiano está adornada con antiguos paneles ingleses, una sala de recepción con pisos de mármol y 10 chimeneas, según el New York Times.
Arthur Houghton Jr., presidente de Steuben Glass, ofreció a la misión de EE.UU. la residencia en Sutton Place, según el libro "A Worldly Affair: New York, the United Nations and the Story Behind Their Unlikely Bond”. El gobierno optó por albergar a su embajador en un penthouse del hotel Waldorf-Astoria. La mansión en Sutton Place fue donada a la ONU en 1972 y ha sido el hogar de todos los secretarios generales desde Kurt Waldheim.
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Guterres recalcó que la incapacidad de vender la casa demuestra que el balance de la ONU puede ser engañoso: si bien tiene muchos activos valiosos, como una sede central en el centro de Manhattan, no puede generar efectivo a través de ellos para pagar sus obligaciones, incluidas misiones de mantenimiento de la paz que se están quedando sin dinero.
"Tenemos desde luego más activos que pasivos, pero no suficientes activos líquidos", aseguró a diplomáticos en Nueva York. "No puedo vender este edificio".
ED CP