Hong Kong se promociona desde hace mucho como la puerta de entrada a China para las empresas extranjeras, en especial las estadounidenses. Con la actual guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo, ese es precisamente el problema.
Hong Kong, que trasladó sus fábricas al otro lado de la frontera hace décadas para beneficiarse con la mano de obra barata, ahora se encuentra con que su papel como conducto comercial es una fuente de preocupación. Los productos con destino a China y los Estados Unidos que pasan por la ciudad representaron casi el 10 por ciento de sus aproximadamente US$500.000 millones de exportaciones el año pasado, según el Consejo de Desarrollo del Comercio de Hong Kong (HKTDC, por la sigla en inglés).
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El negocio de la importación y la exportación en conjunto representa casi un quinto de la economía nacional, y el empeoramiento del sentimiento en el continente puede derramarse a la excolonia británica de otras maneras –la más evidente, el gasto en turismo-. Si a un mercado inmobiliario ya exacerbado se le suma la guerra comercial, la economía de Hong Kong comienza a verse frágil.
“Son los dos mayores comerciantes del mundo y comercian entre sí a través de nosotros”, dijo Nicholas Kwan, director de investigación del Consejo de Desarrollo del Comercio de Hong Kong. “Por eso, cuando pelean, muchos intermediarios se ven perjudicados, y nosotros somos el intermediario más destacado entre los dos”.
El efecto inmediato de agravamiento del conflicto comercial de este año es difícil de separar de una actividad que ya estaba en desaceleración, pero es evidente que indicadores como el tránsito de contenedores seguirán viéndose afectados si la guerra de aranceles se prolonga.
El producto interno bruto creció 3,5 por ciento interanual en el segundo trimestre, frente a un 4,6 por ciento corregido en el primero, de acuerdo con los datos del gobierno. Y el índice Nikkei de gerentes de compra de Hong Kong se internó más en territorio de contracción en septiembre.
“No podemos recurrir a la política monetaria.Tenemos que recurrir al estímulo económico, y este es el momento indicado para que el gobierno de Hong Kong gaste su dinero fiscal”.
El HKTDC rebajó su pronóstico de crecimiento de las exportaciones de Hong Kong en 2018 de 6 por ciento a 3 por ciento después de que el último registro trimestral de su índice de confianza en las exportaciones de septiembre se desplomó una cifra récord, de un 54,1 expansionista en el segundo trimestre a 35,8 en el tercero. Los registros inferiores a 50 indican que la mayoría de los exportadores prevé una contracción de los envíos al exterior.
Estos resultados ponen de relieve el pesimismo que rodea al mercado comercial de Hong Kong, en especial en el segmento clave de la electrónica, que sufrió la mayor caída general de 55,2 en el trimestre anterior a 35,4, señalaba el informe. El sector representa casi el 70 por ciento del total de exportaciones de mercancías.
Los problemas comerciales se presentan en un momento complicado en el cual la ciudad debe vérselas con el impacto de la desaceleración económica de China mientras que los costos de endeudamiento probablemente aumenten debido a que, en razón del tipo de cambio fijo de la ciudad, la política monetaria está atada a una Reserva Federal que está aumentando las tasas de interés.
“No podemos recurrir a la política monetaria.Tenemos que recurrir al estímulo económico, y este es el momento indicado para que el gobierno de Hong Kong gaste su dinero fiscal”, dijo Iris Pang, economista para la Gran China de ING Bank NV en Hong Kong.
