Elon Musk podría tener un socio silencioso en su acuerdo de US$44.000 millones para comprar Twitter Inc.: el código tributario de Estados Unidos.
El máximo ejecutivo de Tesla Inc. y SpaceX anunció el lunes 25 un acuerdo para adquirir Twitter por US$54,20 por acción, comprometiéndose a financiar US$21.000 millones con capital propio y utilizar un préstamo de US$12.500 millones con sus acciones de Tesla como garantía. Los bancos comprometerán otros US$13.000 millones en financiamiento de deuda. Los críticos, entre los que se encuentra la senadora Elizabeth Warren, dicen que solo puede hacerlo gracias a la laxitud fiscal de los multimillonarios.
“Si observa los ‘ingresos’ de Musk tal y como los define nuestro código tributario, verá que el tipo es realmente rico, pero no lo suficientemente como para comprar Twitter”, dijo Steve Wamhoff, director de política fiscal federal del Institute on Taxation and Economic Policy, una organización de tendencia izquierdista. “Cuando se observa una definición más completa de sus ingresos —incluyendo las partes que no figuran como ingresos imponibles según nuestras normas tributarias y que, por lo tanto, no se gravan—, entonces uno empieza a ver cómo el tipo puede comprar Twitter”.
Musk está utilizando una estrategia de probada eficacia favorecida por muchos multimillonarios estadounidenses que han acumulado acciones muy apreciadas: pedir préstamos contra esos activos para obtener efectivo sin tener que vender y pagar impuestos. Musk tiene un préstamo de margen contra algunas de sus participaciones en Tesla por US$12.500 millones del acuerdo.
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Los detalles de cómo Musk planea conseguir otros US$21.000 millones aún no están claros en el acuerdo de financiamiento. Podría vender Tesla u otras acciones, lo que supondría una importante factura fiscal. Es posible que pueda financiar parte de eso con préstamos contra sus participaciones en SpaceX y Boring Co. utilizando además las reglas del Servicio de Impuestos Internos para aprovechar el efectivo libre de impuestos.
Musk tiene un patrimonio de US$257.400 millones, según el índice de multimillonarios de Bloomberg. Gran parte de esa fortuna la tiene en acciones de Tesla y SpaceX, que pueden crecer indefinidamente sin pagar impuestos. En el caso de los préstamos contra activos, Musk también obtiene una deducción fiscal por el interés de esa deuda. Musk enfrentó el año pasado una factura fiscal multimillonaria tras vender parte de sus acciones de Tesla.
“Elon Musk tiene acciones de Tesla muy valiosas, que no quiere vender y pagar un impuesto. Y por eso puede pedir prestado contra esas acciones sin venderlas”, dijo Steve Rosenthal, miembro sénior del Centro de Políticas Tributarias Urban-Brookings, de tendencia izquierdista. “Pedir prestado no crea ningún ingreso en nuestro sistema porque el préstamo se compensa con la obligación de devolverlo”.
La capacidad de los megarricos de elegir en gran medida cuándo pagan impuestos —aplazando las ventas a los años en que tienen pérdidas para compensar los pasivos, o simplemente manteniendo los activos hasta que mueran para evitar los impuestos por completo—, ha generado la ira de muchos demócratas. Los senadores Warren, Bernie Sanders y Ron Wyden, entre otros, llevan años trabajando en diversas formas de impuestos sobre el patrimonio que persiguen las fortunas que a menudo no se ven afectadas por las normas del impuesto sobre la renta.
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Warren, quien convirtió la idea de un impuesto sobre el patrimonio del 2% para los estadounidenses más ricos en un grito de guerra de la campaña en las primarias demócratas de 2020, dijo el lunes por la noche que la adquisición de Twitter por parte de Musk ejemplificaba su necesidad.
El presidente Joe Biden se sumó a la lucha a principios de este mes con su propio “Impuesto sobre la renta mínima de los multimillonarios”, que gravaría la revalorización anual de los activos financieros y empresariales de las personas con un valor mínimo de US$100 millones. El plan de Biden sería un duro golpe para alguien como Musk, que tiene el potencial de obtener grandes ganancias. Según esa propuesta, esas personas tendrían que pagar impuestos sobre las ganancias de capital cada año por la revalorización, dijo Kyle Pomerleau, miembro principal del American Enterprise Institute, de tendencia derechista.
Es poco probable que un nuevo impuesto a los multimillonarios se convierta en ley en el corto plazo, ya que los márgenes en el Senado de EE.UU. son muy estrechos. Joe Manchin, un demócrata moderado de Virginia Occidental, rechazó inmediatamente el plan de Biden pocas horas después de su publicación como parte de la solicitud de presupuesto del presidente.
Sin embargo, es probable que la idea de gravar las ganancias no realizadas siga vigente. El concepto ha pasado de ser una idea marginal, popular solo entre legisladores muy progresistas, a una política demócrata generalizada en solo unos años.