El docente e investigador de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) Iván Schuliaquer dialogó con Jorge Fontevecchia para "Modo Fontevecchia", por Radio Perfil (FM 101.9), y explicó la importancia de la noticia de la compra de Twitter por parte del magnate Elon Musk en el mundo de la comunicación. Además, se refirió a las motivaciones económicas y sociales.
Con la compra de Twitter por parte de Elon Musk, ¿gana la distribución o el contenido?
Es interesante lo que valen los espacios donde nos comunicamos y producimos contenidos. No solo hablo de los usuarios, también de los medios tradicionales y cómo se monetiza el mercado de la atención por algunas empresas. Pasamos mucho tiempo en las redes y Twitter es un actor fundamental para la comunicación de nuestro siglo, porque tiene peso en diferentes lugares del mundo, no es un fenómeno limitado a un país.
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Un millonario de la nueva economía compra un medio de comunicación. ¿Imaginás a magnates comprando medios a futuro?
Al lado de una red social, los diarios más importantes del mundo parecen casi hormigas. El dueño de Amazon, Jeff Bezos, también compró The Washington Post. Mark Zuckerberg es otro magnate moderno, aunque empezó con las redes. Ahora tenemos una crisis comercial de los medios tradicionales y los millonarios deciden que es racional comprar espacios de comunicación. Es un mercado interesante para influir y va más allá de la motivación comercial.
¿Creés que puede monetizar Twitter o busca tener capital simbólico?
Lo que más lo movilizó a Elon Musk es el bronce. Pero, a mediano o largo plazo, va a estar en el horizonte el tema de la monetización, aunque no tenga una necesidad personal. Si uno ve sus declaraciones, Musk decía que quería ser un guardián de la libertad de expresión.
Hay un regreso al siglo XIX, donde la información y la comunicación siguen siendo fundamentales, como pasa con The Washington Post. Ya no tenemos a los medios con un poder comercial fuerte y lo que reaparece es que los magnates están detrás de los medios de comunicación. Se supone que la construcción de la libertad de expresión es social, pero pareciera que funciona como la Corte de un Rey.
JL PAR