El Gobierno de México logró un acuerdo con las principales empresas para limitar temporalmente los precios de 24 alimentos y otros productos básicos, en un esfuerzo por moderar la inflación más alta que se ha visto en dos décadas.
El plan, que Bloomberg News reportó la semana pasada, se centrará en los precios de los alimentos, que junto con los actuales subsidios a los combustibles de México afectarán alrededor de un tercio de los componentes de inflación del país; dijo este miércoles el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, durante una conferencia de prensa en Palacio Nacional.
El acuerdo, que inicialmente tendrá una duración de seis meses, incluye la reducción a cero de los aranceles de algunos productos alimenticios para garantizar la facilidad de las importaciones, señaló.
Subas en los precios de los alimentos amenaza a las monedas de mercados emergentes
“Esto no se trata de control de precios, es un acuerdo, una alianza para garantizar que la canasta tenga un precio justo”, dijo en el evento el presidente Andrés Manuel López Obrador, de pie en el escenario frente a los ejecutivos de las empresas que participan en el acuerdo.
López Obrador indicó que minoristas como Grupo Comercial Chedraui SA y Organización Soriana SAB participarán en el acuerdo junto con el gigante de las telecomunicaciones Teléfonos de México SAB, mientras que los ejecutivos de Wal-Mart de México SAB y Grupo Bimbo S.A.B. prometieron su apoyo.
El Gobierno también planea aumentar la producción de cereales en 2 millones de toneladas y utilizar su programa de plantación de árboles para aumentar el suministro de alimentos en 800.000 toneladas, dijo el secretario de Finanzas.
Precios de los alimentos se recalientan y la inflación de febrero tendría un piso de 4%
El acuerdo se hace eco de los pactos realizados por el Gobierno en las décadas de 1980 y 1990 que se consideraba que habían ayudado a frenar la inflación de dos dígitos en una economía mucho más cerrada. La inflación de México aumentó a principios de abril a 7,72%, impulsada por los costos de alimentos, gasolina y vacaciones.
La presión de los precios se está convirtiendo en un dolor de cabeza político para el Gobierno mexicano dado su impacto en los consumidores, lo que ha llevado al banco central a elevar las tasas de interés en cada una de sus reuniones desde junio.